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Elio Henríquez/La Jornada/San Cristóbal de Las Casas, Chis.- El Movimiento de Mujeres en Defensa de la Madre Tierra y Nuestros Territorios, afirmó que “en los últimos seis meses hemos constatado el aumento exponencial del crimen organizado en todas las regiones” del estado.

En un pronunciamiento hizo un llamado a “las personas malas para que se den cuenta de que nos hacen daño y que respeten nuestras vidas”, al tiempo que les pidió que “paren los conflictos y podamos vivir con tranquilidad”.

Al concluir su sexta asamblea en el municipio de Tonalá, en la costa de Chiapas, manifestó que también ha habido un “incremento en el consumo de droga en las y los jóvenes”, además de que “la cooptación de ambas por organizaciones criminales; el aumento de trata de personas, la explotación sexual, los levantones, las desapariciones, las ejecuciones y los sobrevuelos de drones se han vuelto cotidianos”.

Nos hemos dado cuenta, agregó, de que “en los enfrentamientos participan personas provenientes de otros estados cuyos cuerpos se suman al número de personas no identificadas”.

Advirtió que “ante todo esto, es necesario y urgente fortalecer la organización del tejido social comunitario, una organización que parta de lo local, colectivo, comunitario para articularnos en redes más amplias para que juntas podamos hacer frente a la situación de desplazamiento, muertes y destrucción”.

Ante tal situación el Movimiento propuso “generar análisis de riesgo y protocolos de seguridad, así como trabajos de sanación colectiva que nos permitan mantenernos fuertes, sanas y alegres; organizarnos entre la sociedad y exigir nuestro derecho a la seguridad y la paz; recuperar la dinámica del cultivo de los alimentos temporales, respetar los ciclos y la capacidad de la tierra para el establecimiento de los cultivos con semillas criollas”.

Dijo que “como mujeres y madres queremos proporcionar a nuestras hijas e hijos una vida libre de violencia y de cuidados para su cuerpo, sus emociones y cultura. Queremos un mundo sin miedo en el que podamos sembrar en nuestras parcelas, disfrutar de los frutos de la tierra y de nuestro trabajo, donde las mujeres jóvenes y niñas crezcan libres, sanas, con oportunidades y orgullosas de su identidad”.

Subrayó: “Nuestra esperanza es que las personas malas se den cuenta que nos hacen daño y que respeten nuestras vidas. Hacemos un llamado para que paren los conflictos y podamos vivir con tranquilidad”.

Las mujeres de la región norte selva y zoque que participaron en el encuentro manifestaron su preocupación por “las desapariciones de personas, el encarcelamiento de inocentes, los despojos de tierra hacia los pueblos originarios a causa de los megaproyectos de muerte como el mal llamado Tren Maya, los ecocidios, los monocultivos de palma africana y fragmentación de nuestros territorios, la pérdida de conocimientos y la desvalorización de la medicina herbolaria, así como la pérdida de la soberanía alimentaria”.

Todo lo anterior, abundaron, “nos afecta mucho y principalmente a las mujeres en nuestra salud; ha aumentado el cáncer de piel y colón, así como miomas y quistes. También tenemos miedo, desesperación, tristezas, insomnio, incertidumbre y ansiedad. A nosotras las mujeres jóvenes de distintas regiones nos preocupa el aumento de la violencia en nuestras comunidades, el aumento de la drogadicción y el avance del crimen organizado”.

El Movimiento está integrado por la Red de Mujeres de la Costa en Rebeldía, zona costa; Colectivo Defensoras de Nasakobajk (Defensoras de la madre tierra), zona zoque, Colectivo Tsijilba Bij (Nuevo Camino), zona selva Ch’ol y Tseltal, Colectivo Nichim Antsetik (Flor de Mujeres), zona Altos Tseltal, Colectivo Antsetik Ts’unun (Mujeres Colibrí), zona Altos.

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