En la contemporánea utopía de lograr igualdad sustantiva en el ejercicio del poder e incorporar a nuevas generaciones, la oposición a Morena está rebasada por la izquierda histórica, intelectual, periodística y social, así como por los reincorporados y talentos recién adquiridos del movimiento.
Con el mismo argumento según el cual conviene más una candidata, Clara Brugada Molina, o un candidato, Omar García Harfuch —con nombres alternativos en cada caso, entidad y medio de difusión— se busca la señal identificadora del sentido final de la coyuntura preelectoral. Se ha vuelto sorpresivamente interesante e inteligente el escenario planteado por decisión de la precandidata a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum.
Quienes dentro del juego se sentían seguros con todas las piezas o interpretaban mecánicas de presiones, atajos y amagos, deben admitir la presencia de un tablero más sofisticado sobre el cual el propio presidente Andrés Manuel López Obrador declaró ayer en su mañanera que se vale todo salvo una imposición que no respete al pueblo o el intento de omitir los lineamientos de paridad que el partido ha defendido, más allá de cualquier decisión del INE o el TEPJF.
El bastón está a la vista de todas y todos, con un sabio equilibrio entre unidad y movilización.
Su presencia asemeja la de una estela como la de Odisea 2001 en la película de Kubrick. Ante ese bastón arquitectónico del espacio, unos seres de una época primitiva no parecieron entenderlo y otros de una más universal fueron desbordados por el sentido mismo de la Odisea.
Algunos se empeñan en no advertir la dirección en que apunta. Es muy sencillo. Como la suma aritmética de movimiento, posicionamiento, experiencia, compromiso comprobado y percibido, conexión con las viejas y nuevas audiencias. La dirección es el movimiento.
Las mismas tensiones se viven especialmente en Jalisco, Chiapas y Puebla: ¿Quién decide?, ¿qué trayectoria?, ¿qué cercanía?, ¿qué implicación? Y el viernes estará el horizonte más despejado para todos aquellos ausentes de las reuniones decisivas y decisorias.
Los opinadores y los dueños de algunos medios pasaron del pronóstico infalible a la reserva profunda y a la admonición respecto de aquellos quienes no cubrieron expectativas. En todas las entidades.
La oposición, a su modo, transitó de la “absoluta seguridad” de su acuerdo aliancista a la revisión del mismo en varios episodios. Antes de la elección en el Estado de México incluso sostenía haber convenido las candidaturas a la presidencia y la capital para el blanquiazul y dejar al tricolor Coahuila y el Estado de México; después la dirigencia nacional panista dio un albazo con la modesta vigencia de 24 horas y ahora se dicen sumergidos en la definición de un acuerdo para acordar.
Mientras el verdadero juego sigue en despliegue en la cancha de Morena y menos en los partidos aliados cuya aportación sumada es menos a dos dígitos del electorado total. Ajedrez con rayuela. Cálculo y arrojo.
@guerrerochipres