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El señor António Guterres, que está a cargo de la ONU, acaba de comportarse, literalmente, como un cualquiera.

Primero, así como le hemos visto a más de un político, analista o monero del sector progre, dedicó algo así como dos segundos a decir que lo que hizo Hamás en Israel es “condenable”. Ni modo. Uno tiene que resignarse a descalificar a esos muchachos así, de una manera muy suave, probablemente la más suave de todas, luego de que, como quedó demostrado video a video, se dedicaron a asesinar y torturar niños, violar mujeres o decapitar cadáveres. No, no ponen fácil lo de reivindicarlos abiertamente. Así que usas la palabra más mediocre de todas y procedes a lo que de veras tienes ganas de hacer: tirarte a matar contra Israel.

Pasados los dos segundos y lanzada la “condenita”, Guterres se permitió afirmar que las atrocidades de Hamás no ocurren “en el vacío”, es decir, que responden a la “ocupación asfixiante” que sufren los palestinos.

Bueno, pues lo que aseguró el señor Guterres es mucho decir. Primero, afirmó lo que se espera de un activista de los que tiran molotovs contra las embajadas israelíes o de un representante de Nicolás Maduro: que todo el problema de la zona se limita a una “ocupación”. Caray: uno supondría que un señor con ese cargo podría matizar, documentarse y cosas por el estilo, para no convertir un problema así de complejo en una consigna así de ramplona. Pues no.

Más grave aún, lo que Guterres dijo sin decirlo es que Hamás se explica como un movimiento de “resistencia” –otra de esas palabras que frecuentemente delatan a los militantes menos sofisticados. Bien: detallar en esos términos el islamismo radical, con su carga atroz de machismo y violencia –esa sí– genocida, es, en el mejor de los casos, una muestra de ignorancia y simplonería, en este caso agravada con un trasfondo de antisemitismo; en el peor, una muestra de mala fe.

De nuevo: Hamás no está ahí para “liberar” a Palestina, lo que sea que eso signifique, sino para exterminar, primero, a los israelíes, y, enseguida, a todos los judíos del mundo, al tiempo que somete a los musulmanes a una teocracia carnicera.

Así, lo que hizo Guterres fue no sólo insultar de una manera inaceptable, repugnante, a los israelíes, sino, con una alarmante falta de conciencia, a los palestinos sometidos a la tiranía terrorista, convertidos todos o casi todos, en sus palabras, en criminales en nombre de la fe y la patria.

Chale con el secretario general. Luego nos preguntamos por qué está en decadencia la ONU.

 

     @juliopatan09

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