Ultimo Messaggio

David Fincher, ‘La red social 2’ se encuentra en desarrollo Vector rechaza señalamientos del Departamento del Tesoro

En la Ciudad de México aprendimos a convivir en la diferencia, la oposición ideológica o las distancias culturales y geográficas a partir de una civilidad basada en la cortesía chilanga, la cual nos ubica como la mejor urbe para la convivencia.

El nombramiento proviene de una latitud con estándares globales de sofisticación urbana, civismo y diseño social. En su Encuesta Anual de Calidad de Vida 2025, la revista inglesa Monocle designó a la capital nacional como la mejor ciudad para la convivencia en el mundo.

La CDMX lidera esa categoría y está en un ranking donde ciudades como Viena, Zúrich, Madrid o Tokio destacan en vivienda, movilidad, salud o limpieza. Un reconocimiento de un medio de comunicación producto de una cultura donde el respeto al espacio común, la puntualidad del transporte público, el cuidado por el mobiliario urbano o la armonía multicultural son centrales, y la cortesía es una forma de lenguaje político.

La convivencia es una práctica que en la capital nacional se ha cultivado en la diversidad, ahora atendida a partir de la recuperación del espacio público promovida como política pública por la jefa de Gobierno, Clara Brugada.

Convivir implica aceptar al otro con su ruido, acento, identidad. Incluir sin exigir uniformidad. El gran reto de las ciudades modernas es preservar la diferencia sin generar conflicto; crear una ciudad abierta donde el contacto con el otro no derive en intolerancia.

Condición reafirmada en el Mes del Orgullo, con la convicción, como lo mencionó Brugada el domingo en el Zócalo en la presentación de la bandera monumental LGBTTTIQ+, que “hablar de paz es hablar de la exigencia del respeto a la otra persona, a ser como quiera ser y quien quiera ser”.

Aún con sus pendientes reconocidos y atendidos —baches, ruido, informalidad—, la CDMX ha producido una forma de civilidad propia basada en la cortesía chilanga, esa característica finamente retratada por Octavio Paz o Jorge Ibargüengoitia.

La convivencia es también infraestructura. Las ciclovías son símbolos de quién importa en una lógica donde el derecho a la ciudad es acceso a lo existente y derecho a cambiarlo a nuestra imagen. Son líneas dibujadas sobre el asfalto que hacen visible el respeto, la solidaridad, la paciencia, y reconocidas con sus más de 400 kilómetros como referencia mundial en movilidad.

La revista Monocle nos recuerda que convivir no es una utopía escandinava ni un lujo europeo. Es una necesidad humana, y sus valores universales son claros: respeto, inclusión, confianza, escucha, reciprocidad.

CDMX se pone en la mirada británica.

 

@guerrerochipres

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *