Redacción
Los preparativos finales para el cónclave en el Vaticano incluyen un estricto protocolo de silencio y vigilancia. Todo el personal que prestará apoyo a los cardenales durante el proceso de elección del nuevo pontífice ha sido convocado a prestar juramento de confidencialidad. Las autoridades eclesiásticas activaron medidas excepcionales para impedir filtraciones, intrusiones electrónicas y comunicaciones externas.
En la capilla Paulina, quienes colaborarán con tareas logísticas, médicas o de servicio asumieron el compromiso de no divulgar información vinculada a la elección. Esta obligación se mantiene aún después de concluido el proceso. La norma establece que cualquier infracción provocará una excomunión automática, sin excepción ni apelación, al tratarse de un acto reservado únicamente a la jurisdicción de la Sede Apostólica.
Los cardenales permanecerán alojados en la residencia de Santa Marta y se trasladarán diariamente a la capilla Sixtina, ya sea a pie o en transporte interno. Para proteger la confidencialidad del cónclave, el Vaticano instalará bloqueadores de señal alrededor de los lugares involucrados, incluyendo las áreas residenciales y de votación. También se restringirá el acceso a dispositivos electrónicos y se asignará personal de seguridad para controlar el cumplimiento de estas medidas.
Las reglas que rigen este proceso fueron consolidadas durante el pontificado de Juan Pablo II, con posteriores enmiendas que endurecieron las sanciones. La redacción vigente prohíbe el uso de aparatos de grabación y ordena el secreto total sobre cualquier asunto relacionado con el voto, el escrutinio o los nombres de los candidatos considerados.
Mientras tanto, la Comisión Pontificia para la Protección de Menores emitió un comunicado dirigido a los cardenales reunidos en Roma. El organismo instó a que el próximo líder de la Iglesia católica priorice una respuesta clara y decidida ante los casos de abuso sexual, al considerar que el futuro de la credibilidad eclesial depende del compromiso real con las víctimas. En su declaración, la comisión recalcó que la justicia y la transparencia deben superar toda preocupación institucional por el escándalo.
Aunque algunos miembros del organismo participarán en los encuentros previos al cónclave, aquellos que superan la edad establecida para votar no formarán parte del grupo elector. Las reflexiones de la comisión buscan influir en un proceso que, además de elegir una figura espiritual, enfrenta el desafío de responder a una crisis de confianza que se mantiene viva en numerosos países.