El pasado 19 de septiembre se conmemoraron 42 años del fallecimiento de uno de los escritores de la Onda, Parménides García Saldaña, quien falleció en 1982.
Formó parte de las filas de ese movimiento literario –nombrado de forma despectiva por la escritora Margo Glantz– junto al maese José Agustín, que falleció en enero pasado; Gustavo Sainz, fallecido en Indiana en 2015; y René Avilés Fabila, fallecido en la Ciudad de México en 2015.
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El escritor veracruzano nació en 1944 en Orizaba, pero vivió siempre en la colonia Narvarte, ahí cerca de sus camaradas que vivían en los rededores del exDistrito Federal.
Influenciado por la literatura norteamericana, principalmente por Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway y los beatniks; por el rock and roll, tanto musical como culturalmente; y por una ideología marxista heredada principalmente por su padre, García Saldaña escribió Pasto Verde (1968), El rey criollo (1970), Mediodía (1975) y de manera póstuma En algún lugar del rock (el callejón del blues) (1993) y, en los últimos años, El callejón del blues revisited (2015).
Aunque editado de forma mesurada pese a sus asiduos lectores, el también articulista es aún leído y buscado. Sobre todo por y a través de Pasto verde, otrora novela fundamental de la Literatura de la Onda junto a De perfil y Gazapo.
Asimismo por Rey Criollo, su libro de relatos que mejor retrata ese México efervescente de los años 70. Acaso habría que agradecer, en parte, al crítico literario Emmanuel Carballo, pues fue quien le incitó a escribir sus relatos tras la vuelta del escritor de la vida rebelde y nocturna de la que bebió estando en Estados Unidos.
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A fin de cuentas rebelde, García Saldaña también incursionó en la poesía en Mediodia, una suerte de recorrido versal musical y rockero no antes visto. Como todo lo que escribió, que sentó las bases para toda esa escritura rebelde y sin filtro que vino luego.
Valdría concluir recordando aquello que el periodista Agustín Jiménez dijo en el cumpleaños 76 del escritor veracruzano:
«El legado literario de García Saldaña va más allá del tiempo, pues las nuevas generaciones lo siguen descubriendo y sus libros se siguen editando. Hay que empezar a ver a Parménides desde una óptica más humana, no en la onda mítica, hay que verlo más chido».
MC
