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Por primera vez en medio siglo, la religión no juega un papel preponderante en una contienda presidencial en Estados Unidos. Los candidatos Kamala Harris y Donald Trump evitan hablar abiertamente sobre su fe, una tendencia que refleja el creciente número de estadounidenses sin afiliación religiosa.

En las elecciones de 2024, ni la candidata demócrata ni el republicano hicieron de sus creencias religiosas un eje de campaña, lo que marca un cambio respecto a elecciones anteriores.

Según el Public Religion Research Institute (PRRI), el 27 por ciento de la población estadounidense se identifica como “sin afiliación religiosa”, lo cual supera a los protestantes tradicionales y los evangélicos blancos combinados.

Este cambio demográfico podría estar detrás de la disminución del enfoque en la religión por parte de los candidatos.

Desde la elección de Jimmy Carter en 1976, la fe religiosa es un componente clave en las campañas presidenciales. Carter, un bautista devoto, no dudó en hablar sobre su religión, incluso en una entrevista con la revista Playboy, en la que prometió no mentir jamás.

Desde entonces, figuras como Ronald Reagan, Bill Clinton y George W. Bush también recurrieron a su fe para conectar con los votantes. Bush, por ejemplo, afirmó que Jesucristo “cambió su corazón”, lo que resonó con su base cristiana.

El republicano, a pesar de contar con el apoyo de los evangélicos blancos, rara vez se refiere a sus experiencias religiosas. Aunque se describe como protestante, sus menciones a Dios suelen estar relacionadas con movilizar a su base cristiana para oponerse a la “izquierda radical”. A menudo cometió errores en la identificación de pasajes bíblicos y admitió que no recuerda haber pedido perdón a Dios.

La primera vicepresidenta de la historia, por su parte, habló en ocasiones de su crianza en una iglesia bautista y en un templo hindú, pero rara vez detalla sus creencias religiosas en público.

En su discurso en la Convención Demócrata, mencionó su admiración por los líderes cristianos negros del Movimiento por los Derechos Civiles, y destacó la importancia de la fe en su vida y en la comunidad afroamericana. Su esposo, Doug Emhoff, es judío, lo que añade una dimensión pluralista a su vida familiar.

La carrera entre Kamala Harris y Donald Trump refleja un nuevo paradigma en la política estadounidense, donde la religión ya no es un tema central.

Con un electorado cada vez más diverso y secular, los candidatos parecen haber ajustado su mensaje para atraer a una base que, si bien aún incluye a cristianos conservadores, también representa a un número creciente de personas sin afiliación religiosa.

La pregunta que queda es cómo este cambio influirá en el futuro del discurso político en Estados Unidos.

 

Fiscalía de Florida desvela carta que confiesa atentado

 

La Fiscalía de Florida solicitó que Ryan Routh, un hombre de 58 años, principal sospechoso de planear un atentado contra Donald Trump, sea procesado por “intento de asesinato”. 

En su contra, se presentaron pruebas contundentes, en particular una carta manuscrita, dirigida “al mundo”, en la que confesaba: “Esto era un intento de asesinato contra Donald Trump pero les fallé”, y añadió que ofrecería 150 mil dólares a quien completara el trabajo. Routh, en sus misivas, acusó al expresidente de generar caos en Oriente Medio tras su decisión de abandonar el acuerdo nuclear con Irán en 2018.

Además de la carta, la caja contenía munición, un tubo metálico y cuatro teléfonos, elementos que la fiscalía considera relevantes para el caso. 

La investigación sobre este intento de asesinato se desarrolla en un contexto de intensos debates sobre la regulación de armas en EU. En medio de esta polémica, la vicepresidenta Kamala Harris recientemente reveló que es propietaria de un arma de fuego, lo cual generó sorpresa entre algunos espectadores. 

En respuesta a las afirmaciones del republicano de que ella planea confiscar armas, la candidata demócrata subrayó que no tiene intención de despojar a nadie de sus armas, y afirmó que ella y su compañero de campaña, Tim Walz, son propietarios de armas por razones de seguridad personal. 

 

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