Nora Arias no se caracteriza por ser la más derecha del mundo. Yo creo que por eso siempre se proclamó de izquierda; una izquierda que ya está bastante torcida y no sabe de políticas, valores, ni mucho menos de responsabilidad social. Incluso en el Partido de la Revolución Democrática ya no le hacen mucho caso, a pesar de ser la presidenta de éste en la Ciudad de México.
Una muestra es lo que pasó en las instalaciones del PRD y todo lo que ha ocurrido desde que Víctor Hugo Lobo abandonó el partido.
Nos contaron por ahí que la rubia “peliteñida”, como dirían en el programa “Betty, la Fea”, se sentó a comer con el pseudo ecologista, Jesús Sesma, con la intención de acercarla a Morena, partido del que siempre renegó, pero al que su expareja entró con la frente en alto, aunque por ahí se diga que es mentira.
Norita tuvo la osadía de sentarse con Chuchito Sesma, en un lujoso restaurante de Lindavista, para hablar de posibles acuerdos con el partido guinda, porque ya no siente que su piel sea amarilla y se anda volviendo prieta. Bueno, morena, pues.
Mientras tanto, el panista Santiago Taboada la invita constantemente a eventos de campaña del PRI-PAN-PRD, sin saber que la líder capitalina del Sol Azteca está más cerca de las filas de mi querida Clarita Brugada.
Es más, se habla que Nora Arias ya está operando en la alcaldía Gustavo A. Madero para que gane Morena y no su alianza opositora.
Ni Judas se atrevió a tanto, de verdad.
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