Para que estés en onda aún cuando ya no te interesaba estar en onda
Valle Satinado.- A lo mejor haz visto en las redes sociales memes o viñetas donde hacen alusión a “Coquette” y pues no tienes idea de que hablan; pero para eso estamos tus amigos del Deforma: para traducirte la jerga centennial y no te sientas como Joey cuando sus amigos hablaban de… bueno, prácticamente de todo.
Como siempre ha ocurrido con la moda, ésta es pasajera, momentánea y cíclica, y luego de varios años donde los jóvenes intentaban vestirse “aesthetic” (“estético” en inglés, pero que irónicamente se vestían de cualquier forma menos “estéticos”), ahora han vuelto los moñitos y arreglos.
with the rise of coquette & 2014 fashion idk why we haven’t brought back this hairstyle yet pic.twitter.com/kAux0KD4s1
— pipi (@playgroundalien) January 16, 2024
¿Por qué andan escribiendo “ser coquette” en todos lados?
El uso de estos aditamentos en el cabello y ropa de las mujeres (principalmente) ha sido llamada “coquette“, y es un estilo asociado con la “feminidad” llevada al límite con el uso de colores pastel y prendas que luzcan delicadas, como encajes o moños en el cabello.
serious coquette business pic.twitter.com/1iGfjwFTm7
— reeemu (@wtfrira) January 14, 2024
Fue así que el término convertido en tendencia se está convirtiendo en un estilo de vestir de “ser coquette”, y que prácticamente se ha convertido en un reto para mosrar que tan “coquette” pueden ser las personas.
Al ver que este estilo se había convertido en una tendencia o “trend“, el internet hizo de las suyas y empezó a crear memes en donde a todo le ponían un moñito y lo llamaban “coquette“, llevando la moda a la exageración.
2023 aesthetics / 2024 coquette pic.twitter.com/JUiMO0N3jO
— Niña Coreana (@Coreanittatw) January 16, 2024
Incluso hubo quienes hicieron una mezcla entre el moñito y el bigote hispter que estuvo de moda hace algunos años, trasladando esto al ad absurdum que es el comienzo de la declinación de una mame justo por la sobresaturación.
Y por si acaso te lo perdiste: el autor del libro “Padre Rico, Padre Pobre” confesó que debe más de un billón de dólares.
