El gobierno de Gustavo Petro ejecutó el bombardeo más letal de su administración al abatir a 19 miembros de las disidencias de las FARC en una operación militar en el departamento del Guaviare, al sureste de Colombia.
Colombia en tensión interna y externa
El ataque, ordenado por el propio mandatario tras fallidos intentos de paz con los rebeldes, apuntó a la estructura comandada por alias Iván Mordisco, el guerrillero más buscado del país.
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El operativo aéreo, realizado en la madrugada del 10 de noviembre, fue el séptimo del año y el de mayor impacto desde que Petro asumió la presidencia.
El ejército reportó tres capturas y el rescate de menores, además de la
incautación de un arsenal de guerra.
El Bombardeo deja 19 ‘terroristas muertos’
Según el almirante Francisco Cubides, comandante de las Fuerzas Militares, el bombardeo dejó “19 terroristas muertos” y tres capturados, además del rescate de tres menores de edad que estaban bajo custodia de la organización.
En el lugar se incautó material de guerra, incluidos fusiles, granadas, morteros y minas. Cubides explicó que la ofensiva fue lanzada ante “un ataque inminente” contra tropas desplegadas en tierra. Imágenes difundidas por el Ejército mostraron la densa selva perforada por bombas mientras helicópteros sobrevolaban la zona.
Las autoridades señalan a las fuerzas de Mordisco de ser responsables de homicidios, secuestros, extorsiones y reclutamiento de menores en el Guaviare.
El golpe militar ocurre en un momento delicado para Petro, quien enfrenta sanciones de Estados Unidos por presunta negligencia en la lucha contra el narcotráfico y críticas internas por su política de “paz total”. El presidente Donald Trump revocó a Colombia el certificado de país aliado en materia antinarcóticos, lo que intensificó las tensiones diplomáticas.
Con miras a las elecciones de 2026, el mandatario busca recomponer su imagen tras la ruptura del diálogo con las disidencias. Mordisco, líder del Estado Mayor Central —una facción con unos tres mil 200 combatientes que rechazó el acuerdo de paz de 2016—, había sostenido negociaciones con Petro durante un año, pero las abandonó en 2024.
Desde entonces, su grupo intensificó los ataques en la Amazonía, donde disputa el control territorial con otra facción rebelde.
