La inversión fija bruta en México prolongó su racha negativa y acumuló 12 meses consecutivos de caídas, sin señales de recuperación. En agosto, el indicador retrocedió 8.9% anual, su mayor desplome desde enero de 2021, según cifras desestacionalizadas del Inegi.
El dato refleja una fuerte desaceleración de la inversión productiva, especialmente en el sector construcción, donde se registró un retroceso de 7% anual, sumando 13 meses a la baja.
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El golpe más severo provino de la construcción no residencial, que incluye oficinas y naves industriales, con una caída de 18.5%, lo que evidencia la falta de nuevos proyectos empresariales y de infraestructura.
La inversión en maquinaria y equipo también se contrajo 10.5% anual, acumulando ocho meses en terreno negativo, mientras que la inversión pública se desplomó 21.2%, arrastrada por la reducción del gasto en obra pública, y la privada retrocedió 9%, reflejando la cautela del sector empresarial.
La formación bruta de capital fijo, que mide cuánto invierten las empresas en bienes de capital e infraestructura, es un termómetro clave del crecimiento económico. Su debilitamiento indica que las compañías están invirtiendo menos en expandirse, lo que se traduce en menos empleo, menor productividad y un freno al desarrollo regional.
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Aunque la actual racha negativa aún está lejos de los 28 meses de caídas registradas entre 2018 y 2021, el panorama no es alentador. La falta de inversión tanto pública como privada amenaza con limitar el crecimiento del país, reducir las oportunidades laborales y retrasar la modernización de la infraestructura nacional.
En síntesis, el desplome de la inversión es una señal de alerta para la economía mexicana: menos proyectos, menos empleo y un menor dinamismo general.
