La agresión a la Presidenta Claudia Sheinbaum, prende las alarmas en la seguridad, porque si alguien puede acercarse tanto su vida pende de un hilo. En esto no hay causalidades ni perdón ni olvido.
El riesgo es inminente y el descuido de sus protectores debe tener una sanción y una explicación convincente.
Se pudo tratar del ensayo general de un atentado que, al parecer no está dentro de las precauciones que debe tomar su equipo de seguridad.
Puede tratarse de un atentado o una agresión mayor, o bien la provocación de una represión que busca la derecha desde hace muchos años.
De haberse tomado medidas más severas el acosador pudo ser blanco de disparos en otros tiempos.
Durante su recorrido a pie, de Palacio Nacional a la SEP, un hombre se le acercó, intentó besarla en el cuello y luego abrazarla, colocándose en su espalda. Es decir, la parte más vulnerable de un personaje importante es la espalda y ahí se instaló el agresor sin problema, lo cual habla de un grave error que, de ser otras intenciones, pudo tener consecuencias fatales.
La convicción popular de que el pueblo cuida a los presidentes es una bella frase que no tiene sentido en la práctica y esto deben entenderlo todos, porque hay quienes alguien, como la Presidenta, no exista.
La ayudantía de la Presidenta reaccionó muy tarde para impedirlo. Para empezar, no están armados, tienen capacitación básica en materia de seguridad personal y ahora muestran ser novatos.
Durante su recorrido, la Mandataria también se fotografió con simpatizantes, saludó a jóvenes y amas de casa, algunos de los cuales celebraron encontrarla por las calles del Centro Histórico.
Cuando el expresidente Andrés Manuel López Obrador llegó a la Presidencia, desapareció el Estado Mayor Presidencial, un órgano técnico militar del Estado que se encargaba de la seguridad, logística y protección del Presidente de la República, sobre todo especializado, y en estos casos es mejor actuar, aunque sea de manera ruda que lamentar lo que nadie quisiera pensar.
La Presidenta ha afectado muchos intereses y por otra parte la condición de la oposición es desesperada, luego de que la población le ha dado la espalda en las urnas. Este es un aviso para que redoble las precauciones y deje de tener tanta confianza en las calles que no son seguras para una mandataria que impone la ley a quienes siempre la habían violado, y una violación más a la legalidad pareciera no importarles, sobre todo si esto garantiza el retorno de sus privilegios.
La relación con países con gobiernos de derecha se vuelve cada día más tensa, Ecuador, luego de la invasión a la embajada de México en Quito; en Perú, donde la anterior presidenta Dina Boluarte, había declarado a Claudia Sheinbaum persona “non grata”; en España hay una serie de partidos políticos de derecha, que no están de acuerdo con la manera de conducir nuestro país de la mandataria; los integrantes del gabinete de Trump no la tienen en buena estima, aunque sonrían forzadamente cuando la saludan.
Es decir, enemigos sobran y falta seguridad responsable y profesional alrededor de la presidenta.
PEGA Y CORRE.- Defensor permanente de los empresarios y enemigo de los beneficios populares, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, vetó una la reforma que avalaba la creación de tarifas sociales con descuentos a estudiantes, adultos mayores, mujeres y diversos grupos vulnerables en el servicio de transporte público, Y así quiere ser candidatos para cargos de mayor responsabilidad.
