Ni el buitre local, ni el halcón hegemónico, ni la calderonista guerra contra el narcotráfico, ni los gobernantes mediocres pasados o presentes de Michoacán, ni el comentócrata angelical a la oposición, ninguno de ellos mató a Carlos Manzo.
Aquí obradoristas y no obradoristas coinciden a pesar de sus sesgos. Los asesinos y los orquestadores son jóvenes y adultos de esta generación. Criminales a quienes no han detenido ni las fuerzas armadas, ni la policía estatal, ni la colaboración de los organismos de inteligencia, ni la propaganda, ni el Ejército, ni la Guardia Nacional, ni la Marina.
Grecia Quiroz fue recibida por la presidenta Claudia Sheinbaum y con ello hay una activa ocupación sensiblemente presidencial para atender a la viuda y a los más afectados por la ausencia definitiva de Manzo, cuyo asesinato es el punto de inflexión donde los números de evolución en materia de seguridad se separan de la vulnerabilidad y la percepción buscada por la campaña a favor de la paz ante los criminales impunes en algunas regiones del país.
Ninguna apertura social puede sostenerse sin el resguardo firme frente a quienes confunden empatía con fragilidad.
Las aves depredadoras andan en vuelo. Son los narcotraficantes y sus bandas heridas. Buitres y halcones en beneficio de actividades delictivas frente a las cuales es indispensable el despliegue de estrategias conjuntas e integrales con una formidable incorporación de sociedad civil, indispensable a promoverse con liderazgos creíbles y experimentados para acompañar al Estado nacional en Michoacán y en todo el país.
Nuevas aves rapaces, los jóvenes reclutados y entrenados para observar, grabar e informar o acercarse peligrosamente. Son la primera línea del crimen. El sicario es inimputable menor de 18 años. Sea en moto, en auto robado, a pie. Delante de todos.
En junio, el Congreso de Michoacán recibió una iniciativa para tipificar el halconeo como delito, con sanciones de tres a siete años de prisión, agravadas cuando se emplee a menores o personas vulnerables. Hannah Arendt advertía: “El mal radical se vuelve banal cuando la violencia se vuelve oficio”.
El desafío es erradicar la normalización de actividades criminales. Los verdaderos buitres —empleando en otro contexto la referencia de Sheinbaum en su Mañanera del lunes— no son quienes opinan sin condolencia, sino los operadores criminales que buscan carne de cañón entre los márgenes de la pobreza y de una identidad con poder para ofrecer salario imposible en el mercado de la desigualdad.
Posiciones como las de la jefa de Gobierno de la CDMX, Clara Brugada, o las y los integrantes de la Conago, con la condena unánime al “cobarde asesinato”, muestran confianza por la justicia.
El Plan Michoacán por la Paz y la Justicia es un esfuerzo coordinado ante un inmenso reto. Los carroñeros se alimentan de la muerte; los rapaces vigilan. Los ángeles, dentro y fuera del obradorismo, deben enfrentarlos.
@guerrerochipres
