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En Chicago, el sonido de una notificación en Telegram puede significar más que un mensaje: es una advertencia. A cualquier hora del día, bastan segundos para que decenas de teléfonos vibren en los vecindarios latinos. Los mensajes llegan con palabras clave y emojis de alerta: “ICE spotted”, “no salgan”, “silbato naranja”. Mientras la ofensiva federal Operation Midway Blitz deja más de mil detenidos en Illinois desde septiembre, las comunidades migrantes se reorganizan en silencio, tejiendo redes digitales para sobrevivir y resistir.

El gobierno de Donald Trump intensificó los operativos en Chicago con arrestos en calles, tiendas y estacionamientos, así como en parques públicos. En el condado de Cook, el epicentro de esta política, un juez prohibió esta semana los arrestos civiles en los tribunales, incluyendo sus alrededores, ante denuncias de detenciones arbitrarias.

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Pero la tensión sigue en aumento: el gobernador demócrata JB Pritzker ha acusado a los agentes de provocar “desorden” en zonas residenciales, y el alcalde Brandon Johnson respondió con una orden ejecutiva que crea “zonas libres de ICE” —escuelas, bibliotecas, parques y edificios públicos donde los federales no pueden operar sin orden judicial—.

Redes comunitarias de defensa

Frente a la ofensiva federal, las comunidades migrantes han levantado una infraestructura propia de alerta y apoyo. En barrios como Little Village, Rogers Park o Belmont Cragin, pastores, comerciantes y madres de familia coordinan sistemas de respuesta con códigos, cadenas telefónicas y grupos de WhatsApp o Telegram. “Muchos amigos se ofrecieron para acompañar a los niños a la escuela”, contó a Axios Elise Fernández, residente del North Side. “Hay entrenamientos, compras colectivas, entregas de víveres en todas partes”.

En esas mismas zonas, organizaciones como la Coalición de Illinois para los Derechos de los Inmigrantes y Refugiados (ICIRR) o The Resurrection Project verifican reportes en tiempo real mediante la línea directa Eyes on ICE, que recibe llamadas y mensajes de texto sobre avistamientos de agentes.

La resistencia en las calles

El movimiento se expande también en las calles. En Rogers Park, más de 400 personas se movilizaron el 11 de octubre tras la detención de dos vecinos. Los voluntarios, identificados con silbatos naranjas, siguieron vehículos de ICE, emitieron alertas y formaron cordones humanos para proteger a quienes huían. “Nos tomó meses construir esta red”, dijo Rosemary, organizadora local citada por Truthout. “Ahora ICE tiene que pensar dos veces antes de actuar”. En algunos casos, la policía local se ha visto atrapada en los choques; un incidente reciente en el East Side terminó con el uso de gas lacrimógeno, afectando incluso a agentes estatales.

Foto:@GovPritzker_REDADAS_CHICAGO |  

Censura digital y nuevas rutas

La resistencia no solo ocurre en las calles: también enfrenta censura digital. Meta confirmó que eliminó el grupo de Facebook “ICE Sighting-Chicagoland”, que servía para reportar movimientos de agentes en la ciudad, tras una solicitud del Departamento de Justicia. La empresa argumentó que la página “violaba políticas contra daños coordinados”, mientras Apple y Google bloquearon aplicaciones similares por exigencia del gobierno.

Para activistas y usuarios, esta acción pone en riesgo su derecho a la información. “No hacemos esto para atacar a nadie, sino para protegernos”, afirmó un desarrollador del sistema ICEBlock a Fox News Digital. En redes como Telegram o Signal, los grupos migrantes han encontrado nuevos refugios digitales menos expuestos al control de las grandes plataformas.

Bajo la sombra del ICE

La presión también se siente en el ámbito laboral. Según Investigate Midwest, miles de trabajadores de la cadena alimentaria en Chicago viven bajo la sombra del ICE. En los almacenes del suroeste, empleados como David Huerta revisan el retrovisor cada mañana antes de entrar a trabajar. “A veces los conductores me preguntan cuándo voy a volver a México”, relató el obrero, beneficiario del programa Deferred Action for Labor Enforcement (DALE), cancelado por la administración Trump.

Desde su eliminación, empresas como Nestlé USA han despedido a cientos de empleados indocumentados, agravando el miedo en los centros logísticos que abastecen al país. “Estamos en otra pandemia, pero es la pandemia de Trump”, dijo a Investigate Midwest Brenda Palomares, trabajadora originaria de Guerrero.

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El frente legal y la idea de santuario

El debate legal continúa. Aunque un tribunal federal desechó la demanda del Departamento de Justicia contra Illinois —por leyes estatales que limitan la cooperación con ICE—, la ofensiva de Washington persiste. Mientras tanto, abogados y legisladores locales impulsan medidas para proteger a los trabajadores y restringir el uso de auditorías laborales como mecanismo de persecución. “El estado está en aprietos financieros”, admitió el legislador Edgar González a Investigate Midwest, “pero no podemos permitir que los inmigrantes queden a merced de un sistema punitivo”.

En una ciudad que durante décadas se definió como “santuario”, la palabra ha vuelto a adquirir sentido político y humano. Entre la vigilancia digital y las redadas federales, las comunidades migrantes reafirman su capacidad de organización. Cada silbato naranja, cada alerta en Telegram, cada llamada a Eyes on ICE recuerda que, en tiempos de miedo, la solidaridad puede ser una forma de inteligencia colectiva.

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