Con la bandera mexicana a media asta y con la máxima casa de estudios a su espalda, por segundo día consecutivo, un grupo de estudiantes, activistas, padres de familia y trabajadores de la UNAM se hizo presente en “Las Islas”, a un costado de la Biblioteca Central, para exigir condiciones que garanticen el bienestar y la seguridad dentro de los planteles para todos los miembros de la comunidad.
En punto de las 14:00 horas, la marcha partió desde las instalaciones del CCH Sur, que pasó por arterias viales como Insurgentes, lo que provocó congestionamiento vial en las zonas aledañas a dicha institución, además de la interrupción temporal de servicios de transporte colectivo.
Durante la caravana se recordaron acontecimientos de violencia estudiantil que en el pasado impactaron a la ciudadanía, como la desaparición de los 43 en Ayotzinapa y la matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas.
Al unísono, el contingente cantó: “Jesús no murió, la UNAM lo mató. ¿Y por qué nos asesinan?, si somos la esperanza de América Latina”.
Los manifestantes expresaron su molestia debido a que por tercera vez y sin previo aviso, la junta directiva del CCH y autoridades universitarias habían decidido de última hora cambiar la sede de la reunión en la que escucharían todas las propuestas y exigencias de la comunidad estudiantil.
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Después de cinco horas de cánticos y caminatas, distintos órganos colegiados y autoridades académicas habilitaron un pequeño auditorio en el edificio de Dirección General de Personal de Relaciones Laborales; sin embargo, sólo dejaron entrar a un puñado de estudiantes y cuatro padres de familia, quienes tuvieron que ocultar su identidad por el temor a las represalias a sus hijos (alumnos del CCH Sur) o hacia ellos mismos.
Cabe mencionar que dentro de dicho inmueble se encontraba la directora del Colegio de Ciencias y Humanidades, Susana Lira de Garay, a quien se le reprocha por la tragedia al ser omisa en la seguridad del plantel y, además, se le exige su inmediata destitución.
En tanto, estudiantes y familiares despiden con cariño a Jesús Israel, quien fue velado en la casa de sus abuelos en Perote, Veracruz.
Los estudiantes aseguran que el ataque de Lex Ashton ‘N’. dejó varios focos rojos que atender a la brevedad para evitar más eventos de esta naturaleza.