El Festival Internacional de Cine de San Sebastián vivió una jornada intensa con la presencia de Angelina Jolie, quien presentó en competición Couture, de la francesa Alice Winocour.
El filme se desarrolla en la Semana de la Moda de París y sigue a cuatro mujeres en momentos decisivos de su vida. Jolie interpreta a Maxine, una directora de cine que enfrenta un diagnóstico de cáncer de mama, un papel con resonancias personales.
En 2013, la actriz estadounidense se sometió a una doble mastectomía preventiva y, dos años después, a la extirpación de ovarios y trompas de Falopio, tras conocer su predisposición genética al cáncer, enfermedad que afectó a su madre y otros familiares. Conmovida, recordó a su madre en conferencia de prensa: “He pensado mucho en ella. Ojalá hubiera podido hablar tan abiertamente como yo, y que la gente le hubiera respondido con tanta amabilidad como ustedes, y no se hubiera sentido tan sola. Creo que le habría dicho a Maxine que viviera cada día y se centrara en la vida”.
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Jolie, de 50 años, también comentó sobre la situación de su país: “Amo a mi país, pero en estos momentos no reconozco a mi país. Son unos tiempos muy, muy difíciles”. Su presencia aportó brillo a la 73ª edición del certamen, que este año también recibe a Juliette Binoche, Colin Farrell y Jennifer Lawrence, quien recibirá el Premio Donostia.
El festival dedicó además espacio al cine latinoamericano con Dolores, de los brasileños Maria Clara Escobar y Marcelo Gomes, en la sección Horizontes Latinos. El filme retrata a tres generaciones de mujeres de un barrio popular de São Paulo que orbitan alrededor de una cárcel: Dolores sueña con abrir un bingo, su hija Deborah con una nueva vida junto a su pareja preso, y su nieta quien quiere emigrar a Estados Unidos.
Escobar explicó que quisieron mostrar cómo cada generación enfrenta sus aspiraciones en un país atravesado por desigualdades. Gomes añadió que la película refleja “dos mundos”: el de las visitas a prisión y la solidaridad entre mujeres, y el de los casinos clandestinos. Inspirada en la idea indígena de que sueño y realidad son lo mismo, Dolores aborda la adversidad con un tono optimista.
Con producciones como Couture y Dolores, San Sebastián confirma su doble vocación: escaparate de grandes estrellas internacionales y plataforma para las miradas más vibrantes del cine latinoamericano.