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Un evento histórico como el sismo del 19 de septiembre de 1985 no es algo que el tiempo pueda borrar. A 40 años de aquél día, el siniestro perdura en la memoria de quienes atestiguaron sus efectos en primera línea. Aquella tragedia abrió paso no solo a la solidaridad ciudadana y trabajos de Protección Civil, sino a la formación de los Topos de Tlatelolco, brigada de rescate en estructuras colapsadas.

Ingeniero de formación, Mario Luna se sumó como integrante de la Brigada de Rescate Topos Tlatelolco años después de participar como civil en labores de búsqueda en 1985, impulsado por su gusto por la escala y el rápel, que ahora practica en sus misiones.

“La población se juntó en distintas partes de la ciudad donde había derrumbes, empezamos a ayudar sin saber nada de protección civil. En la calle donde trabajaba había vecindades y en una de ellas se cayeron algunas casas. Ayudamos a sacar a una señora que estaba atrapada. Se te quedan grabadas todas esas escenas, las recuerdas para siempre”, mencionó en entrevista con 24 HORAS.

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Labores de búsqueda e Topos se ha extendido a otros países

Compartió que es una experiencia fuerte porque en el camino se encuentran con cadáveres, incluso con personas desmembradas, pero deben asimilarlo para continuar con su labor.

“Afortunadamente, en la brigada tenemos psicólogas, nos enseñan algunos métodos para saber actuar cuando estemos ante algún escenario cuando encuentras a alguna víctima”, explicó.

Mario no trabaja solo; en sus labores lo acompaña Luca, un perro rescatista de raza border collie, a quien refirió como un pilar importante en el equipo, que realiza la localización de personas de manera superficial o en estructuras colapsadas.

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Luna indicó que para acompañarlos en sus tareas de rescate, estos canes deben cumplir ciertas características, como el tamaño para acceder a ciertos espacios, pero no deben ser muy grandes, porque en ocasiones deben ser cargados para evitar lesiones en sus almohadillas.

“Si entras a una estructura puede haber químicos, vidrios y entonces tienes que cargarlos para que no se lastimen sus patitas. Cuando bajas por una estructura o haces rápel, también los llevas contigo”, explicó.

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