La presidenta Claudia Sheinbaum aseguró que los aranceles de hasta 50% -el tope que permite la Organización Mundial de Comercio- a todos los países con los que México no tiene firmado un tratado comercial, no busca quedar bien con Trump.
Sin embargo, las razones que esgrimió el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, para justificar los aranceles que afectarán básicamente a China, pero también a Corea del Sur, India, Indonesia, Rusia, Tailandia y Turquía, son exactamente las mismas de Trump con su política proteccionista: reducir el déficit comercial, generar más empleos, sustituir importaciones y proteger a sectores estratégicos, que en el caso de México son los 19 más afectados por las importaciones asiáticas a precios dumping o introducidos ilegalmente al país.
Los aranceles a 1,463 fracciones, que representan 8.6% del total de importaciones del país, son en promedio de 33.8%, pero llegarán hasta 50% en autos ligeros, autopartes, vidrio, jabones, perfumes y cosméticos; papel y cartón; textil y vestidos.
La gran interrogante es cuál será el impacto inflacionario, porque el alza en los aranceles se traducirá en incrementos en precios de muchos productos y, en el caso de autopartes, preocupa que pudiera afectar las cadenas de valor.
Sin embargo, tanto el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, como Luis Rosendo Rodríguez, subsecretario de Comercio Exterior, aseguraron que se coordinaron con empresarios de los 19 sectores para la selección de las fracciones arancelarias y así evitar un impacto inflacionario.
Quienes sí lo resentirán en su bolsillo son los consumidores de menores ingresos, que compran productos chinos en los comercios ambulantes y plazas chinas, y los que adquieren ropa, cosméticos y múltiples productos a través de las plataformas digitales como Temu y Shein, porque sí subirán los precios.
China: el mundo al revés
Como se esperaba, China reaccionó ya ante la ofensiva mexicana. El vocero de la Cancillería china, Lin Jian, señaló que su gobierno se opone a cualquier presión para imponer restricciones a China bajo lo que calificó como “pretextos”.
Y tal parece que estamos en el mundo al revés, porque México -que si algo presumía era ser el país con mayor apertura comercial- hoy aplica las mismas medidas proteccionistas que Trump, mientras que China, con un gobierno socialista y totalitario, aboga por una globalización económica.
Hay que recordar que uno de los principales promotores de la inversión china en México era -ni más ni menos- que el propio Ebrard, tanto como jefe de Gobierno en el sexenio de Calderón como al frente de la Cancillería en el de López Obrador.
¿Y Corea del Sur?
Entre los países mencionados en las iniciativas de reforma está Corea del Sur, con el que efectivamente no tenemos firmado un tratado comercial, pero sí hay millonarias inversiones coreanas en sectores automotriz, electrodomésticos y cosméticos, porque las cremas y mascarillas tienen cada vez una mayor demanda.
Sin embargo, la Secretaría de Economía aclaró que el Decreto Automotriz permite la importación sin arancel a las empresas con plantas productivas en México y que fabriquen al menos 50,000 vehículos al año, que es desde luego el caso de Kia, Hyundai, General Motors y Renault, que está integrada al registro de Nissan.
La exención de arancel también aplica para autopartes que importen empresas fabricantes de vehículos en México.
La “maldita deuda corrupta”
La presidenta Claudia Sheinbaum se quejó del déficit público y del costo de la deuda de Pemex en las finanzas públicas, a la que calificó como la “maldita y corrupta deuda de Calderón y Peña Nieto”.
El déficit público de casi 6% del PIB que heredó Sheinbaum de López Obrador y que ella está reduciendo en forma responsable, a 4.3% este año y 4.1% en 2026, se debe no sólo a la “maldita deuda”, sino principalmente al excesivo gasto en las obras icónicas de AMLO: el tren Maya, la refinería Dos Bocas, así como los subsidios al AIFA y a Mexicana de Aviación.
Es cierto que al cierre del sexenio de Peña Nieto, la deuda de Pemex superaba los 110 mil mdd y a fines de 2024 cerró en 100 mil mdd, pero hay que añadir la deuda por más de 22,000 mdd a proveedores de Pemex, una cifra histórica que, según Sheinbaum, ya se redujo en 240 mil mdp, aunque al cierre del 2o. Trimestre ascendía todavía a 430 mil mdp.
Los 12,000 mdd que emitió la SHCP en bonos P-Caps, no se suman a la deuda de Pemex, pero sí a la deuda federal y se destinarán a pagar bonos con vencimientos de corto plazo. El Plan Estratégico de Pemex pretende bajar la deuda a 75 mil mdd, pero aún si lo logra seguirá como la mayor carga en el presupuesto. Y los 250 mil mdp de factoraje de la banca de desarrollo serán sólo para proveedores de nuevos proyectos.
Habría que preguntarle a Sheinbaum si calificaría la deuda con proveedores como la “bendita y honesta deuda de López Obrador”.
Lo dudo.
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