En la columna anterior exploramos los cambios que tenemos en la vida cada siete años, y vimos que evolucionamos de manera natural, y en nuestra etapa de adolescencia o en la adultez hay un factor que comúnmente sucede y nos duele, se trata de la ruptura o desinterés en pareja o la separación inminente de amistades, yo le llamo la coladera de la vida. Así como nosotros somos colados por la rendija de una amistad o relación, también nosotros tenemos el libre albedrío de quien pasa por ese filtro y quién se queda.
La distancia es emocional, no es geográfica, hay miradas que ya no se buscan ni quieren encontrarse estando en el mismo lugar, la distancia real no la marca un mapa, sino lo lejos que estás de esa persona, porque cuando alguien deja de escucharte la realidad es que esa persona ya no está, aunque comas en la misma mesa, aunque vivas en la misma casa. La distancia más cruel no es la que te separa de un cuerpo sino de una conexión. Hay actitudes que parecen inofensivas, pero que erosionan el vínculo como: una mentira constante, un gesto, un silencio, un pretexto… esto te aleja más que cualquier frontera.
Aceptar que alguien ya no está emocionalmente, es aceptar que algo en nosotros está cambiando.
Cada intento que hagas por sostener lo que no es recíproco te desenfoca, te consume poco a poco. Insistir en quedarte en esa relación o dejar que estén cuando tú ya no quieres, es agotador porque amar, cuidar, y estar, no debería sentirse como una lucha contra la corriente.
Cuando el amor es unilateral no se convierte en más amor por tu esfuerzo, se convierte en sacrificio y lo terminas pagando caro…. ¡carísimo! La sensación es como intentar abrazar a un fantasma, no hay cuerpo, no hay calor, no hay comunicación.
Si te identificas con lo anterior, o sabes que la información le puede ayudar a alguna persona, por favor compártela. Es muy difícil de enfrentar este tema cuando juras que solo tú lo vives, debes de saber que existen grupos de ayuda que te pueden sostener y escuchar, al momento que hablas frente a personas que no conoces y que no te interesa el juicio que emitan, tú misma también te escuchas y liberas lo que has callado durante ese tiempo de confusión y poco a poco desmenuzas tus pensamientos y te preparas para tomar decisiones.
C.O.D.A (codependientes anónimos) es un grupo que te puede tender la mano, existe en cualquier ciudad. Busca ayuda, muchas veces sientes que te vas por un bucle emocional pero cuando ves que tu situación la viven más personas, dejas de sentirte vulnerable. Sabemos intuitivamente que evadimos la ayuda porque será inevitable que las emociones se muevan y también sabemos que todo tiene un costo.
Te costará tu antigua rutina, te costará tu zona de confort y tu sentido de dirección, te va a costar algunos amigos y tal vez tu relación, te va a costar ser comprendida pero la única que se tiene que comprender eres tú. No sientas culpa por dejar de compartir con personas que ya no están en tu misma sintonía, a esas que pasaste por el colador.
Crecer trae cambios, algunas bienvenidas y otras tantas despedidas, esto no es traición es renovación y las personas que están destinadas para ti te encontrarán del otro lado del camino.
Lo gratificante es que cuando superas esa situación y comienzas de nuevo, inicias con una nueva piel como lo platicamos en la columna anterior y esa renovación nos hace más fuertes, atentos a lo que merecemos y listos para compartir con las personas indicadas.
La distancia es emocional… no geográfica.
Con cariño: Marcela.