La lucha por el predominio de un nuevo orden mundial es cada vez más palpable. Donald Trump busca la hegemonía mundial desde el 2016, cuando llegó a la presidencia estadounidense por primera ocasión. Sus competidores se han erigido como unos adversarios muy serios.
En la reciente cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en China, afianzaron su relación de “amistad”. Vladimir Putin de Rusia, Xi Jinping de China y Narendra Modi de La India. Tres colosos que de siempre fueron adversarios, pero que ahora se unen por una causa común: crear una suprapotencia para establecer un nuevo orden mundial y hacer frente, no sólo al gigante estadounidense, sino a Occidente, en general, y a Europa, en particular.
Estos tres gigantes son países que crecen a un ritmo vertiginoso. Durante muchos años China creció a dos dígitos, entre el 10 y 14 por ciento y algo más que no se le escapa a nadie. Los tres disponen de un arsenal atómico relevante.
Para decorar la cumbre invitaron a otros países, dos de ellos, por cierto, de total relevancia: Pakistán, que también tiene armamento nuclear; e Irán, el gran distorsionador en este nuevo orden mundial por su obsesión de conseguir su propio armamento atómico.
La invitación de Irán a esta cumbre es muy significativa. Irán es la “bestia negra” para gran parte de los países del mundo, pero especialmente para Estados Unidos e Israel. Esta invitación representa el soporte de la ayuda de los tres grandes, China, Rusia y la India.
Y algo más. La forma es fondo y el saludo que hubo entre Vladimir Putin, Xi Jinping y Narendra Modi, al principio de la cumbre, fue lo suficientemente significativo como para pensar que es una amistad por interés, pero al mismo tiempo duradera.
@pelaez_alberto