RICARDO SEVILLA
Ayer se inauguró la mega farmacia del Bienestar que, posiblemente, sí sea la farmacia más grande del mundo _
–tal como prometió el gobierno del presidente López Obrador–, y aunque eso sucite el melodrama de los conservadores.
Se trata de un enorme almacén que tendrá todos los medicamentos que se distribuyen en el sector salud de nuestro país.
El proyecto es ambicioso, loable y necesario. ¡Súper necesario! Y es que se trata de brindar atención farmacéutica a mexicanos y mexicanas que, por alguna razón (o sin razón) no encontraban los medicamentos necesarios en el sector salud.
La manera en que operará esta mega farmacia será muy sencilla: los derechohabientes del IMSS, del IMSS Bienestar y del ISSSTE podrán solicitar vía telefónica los medicamentos que no les hayan sido surtidos en sus recetas y el gobierno, en un máximo de 24 horas, se encargará de que los medicamentos estén disponibles.
Infelizmente, en la derecha (donde todos los calumniadores repiten las mismas injurias y vilpiendios) ya están echando espumarajos de rabia contra la mega farmacia y, como es habitual, contra el gobierno federal.
Hace unos días, cierto columnista que mezcla economía y alebrijes decía que, por la premura con la que se estaba construyendo el imponente almacén farmacéutico: el gobierno lo iba a terminar o que, peor aún: era un “elefante blanco” .
Infelizmente para él y su público remolón y catastrófico, se equivocó en ambos pronósticos. La farmacia ya entró en operaciones desde ayer y no es, ni por asomo, ningún paquidermo de la corrupción.
Los conservadores se plantean varias preguntas pueriles y mañosas: ¿Es viable el modelo de una súper farmacia? ¿Es la solución más efectiva para resolver el problema del desabasto de medicamentos? Y la respuesta, para chasco de ellos, es sí.
Eso demuestra, por enésima ocasión, que a estos personajes les gusta el esquema neoliberal porque jamás ha vivido del periodismo, sino de los negocios que han podido hacer al amparo del poder.
Estos “periodistas”, que ahora se muestran indignados porque el gobierno decidió impulsar la creación de un esquema farmacéutico propio y basado en las compras consolidadas que evitan la corrupción, son los mismos que en sexenio pasados callaron ante los cárteles de la sangre y de los medicamentos.
Estos “periodistas” fueron los que no dijeron nada cuando, en épocas de Peña Nieto, Calderón y Fox, destinaban 200 mil millones de pesos al año, entre medicamentos y equipos. ¡Hipócritas!
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