La 82 edición de La Mostra, el Festival Internacional de Cine de Venecia se convirtió ayer en un escaparate para dos de las propuestas más comentadas: el documental Nuestra Tierra, de la argentina Lucrecia Martel, y la ficción política El Mago del Kremlin, dirigida por Olivier Assayas y protagonizada por Jude Law en la piel de Vladimir Putin.
Ambas proyecciones concentraron miradas en una jornada marcada por la reflexión sobre la política, la memoria y el poder.
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Argentina entre un contexto adverso en Venecia
La presencia argentina en Venecia adquiere especial relevancia en un contexto adverso. Desde la llegada de Javier Milei a la presidencia en 2023, los recortes aplicados al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) provocaron un freno en la producción. Según Vanesa Pagani, presidenta de APIMA, “ninguna película obtuvo financiamiento para ser realizada” bajo la actual gestión.
Investigadores como Javier Campo denunciaron que, aunque el INCAA sigue recaudando recursos, estos no se destinan a la producción nacional, lo que ha derivado en un panorama de incertidumbre y estancamiento.
En este marco, Nuestra Tierra, de Martel, presentada fuera de competición, destacó por dar voz a la comunidad indígena de Chuschagasta, en Tucumán, a partir del asesinato en 2009 del dirigente Javier Chocobar.
La proyección de Martel se inserta en una selección de cinco producciones argentinas en La Mostra, entre ellas Un cabo suelto, de Daniel Hendler y The Souffleur, de Gastón Solnicki, mayoritariamente coproducciones con financiamiento extranjero.
Para Hernán Findling, presidente de la Academia de Cine de Argentina, la situación actual responde a una “tormenta perfecta” entre crisis económica y falta de apoyo estatal, lo que reducirá el volumen de películas a corto y mediano plazo.
El cine argentino, advierten los expertos, corre el riesgo de perder diversidad y renovación generacional al depender casi en exclusiva de plataformas de streaming y grandes productoras.
“Se está dejando afuera a las pequeñas producciones, las que tienen mayor visibilidad en festivales”, alertó Campo, mientras Nicolás Vetromile, delegado sindical del INCAA, advirtió sobre una “uberización del cine” por la precarización laboral vinculada a las plataformas.
En paralelo, la atención internacional recayó en El Mago del Kremlin, donde Jude Law asumió el desafío de interpretar a Putin en la gran pantalla. El actor confesó no haber temido “las repercusiones” y explicó que se sumergió en videos y archivos del mandatario ruso.
Frankenstein, emotivo
El director Guillermo del Toro presentó en Venecia una costosa adaptación del relato de Mary Shelley publicado en 1818 sobre Victor Frankenstein, un científico egocéntrico que da vida a una criatura que lo acabará llevando a la ruina.
“Buscando la vida, creé la muerte”, afirmó en un momento Frankenstein, creador de una criatura que, en muchos aspectos, despierta ternura.
AFP |
Con una cuidada estética gótica, Del Toro trae a la pantalla una historia que habla de violencia, autoconocimiento e identidad a través de un personaje cautivador interpretado por Jacob Elordi.
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La obra del tapatío resultó ovacionada con un histórico aplauso de pie que duró alrededor de 13 minutos, al cual se sumaron la prensa y otras figuras del cine que presenciaron la primera proyección del filme.
Lo que debes saber
La Mostra de Venecia concluirá el 6 de septiembre, mientras que el filme de Guillermo del Toro llegará a Netflix en el último trimestre de este 2025