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Treinta y seis años después de la invasión estadounidense a Panamá, el nombre de Manuel Noriega reaparece en los pasillos del poder, esta vez en Caracas. Las comparaciones con el autócrata chavista Nicolás Maduro se intensifican: un jefe de Estado convertido en enemigo público, acusado de narcoterrorismo y con su legitimidad internacional en entredicho.

La decisión del gobierno de Donald Trump de catalogar al presidente venezolano como líder del Cártel de los Soles marca un punto de inflexión. “Cuando Estados Unidos deja de reconocer a alguien como jefe de Estado y lo designa terrorista, se le arrebatan todas las prerrogativas diplomáticas y pasa a ser un prófugo”, explicó el internacionalista Luis Miguel Pérez Juárez para 24 HORAS. En su opinión, Maduro atraviesa un momento de “comportamiento errático y desesperado” al saberse bajo la mira de Washington.

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De Noriega a Maduro

La analogía con Panamá resulta inevitable. Noriega, otrora aliado de Washington, fue derrocado en 1989 y terminó en prisión tras ser acusado de narcotráfico. Pérez-Juárez recordó que también Sadam Husein y Muamar el Gadafi fueron primero satanizados, después aislados y finalmente eliminados del poder: “Cuando Estados Unidos declara a alguien enemigo, cierra toda posibilidad de negociación. La captura de Maduro no es cuestión de si ocurrirá, sino de cuándo”.

El académico delineó cuatro posibles escenarios: la traición de sus propios colaboradores tentados por la recompensa de 50 millones de dólares; una operación militar “quirúrgica” para extraerlo; su rendición negociada; o una invasión a gran escala, esta última con menor probabilidad.

La respuesta de Caracas

Maduro, el líder chavista no ha permanecido inmóvil. En Caracas, filas de civiles se registraron el fin de semana en la Milicia Bolivariana, un cuerpo de carácter político creado por Hugo Chávez. El mandatario asegura contar con 4.5 millones de milicianos listos para defender la patria, cifra que expertos consideran irreal. “Habla de pérdida de piso y de desesperación. Es como Hitler en 1945, inventando divisiones inexistentes”, apuntó Pérez-Juárez.

Simultáneamente, Venezuela desplegó 15 mil efectivos en la frontera con Colombia, en lo que presentó como una operación antidrogas, mientras tres destructores estadounidenses se acercaban a las costas del Caribe.

Narcotráfico y poder

El señalamiento contra Maduro se centra en el Cártel de los Soles, red criminal incrustada en las Fuerzas Armadas. De acuerdo con la organización InSight Crime, no se trata de un grupo jerárquico, sino de células militares que controlan rutas de cocaína, contrabando de gasolina y minería ilegal. Entre los señalados figuran figuras clave del chavismo como Diosdado Cabello, Tareck El Aissami y Néstor Reverol, además de los hijastros de Maduro.

“La acusación directa a un jefe de Estado como delincuente es inusual. El último caso fue Gadafi en Libia”, recordó Pérez Juárez. De ahí el peso simbólico: no se trata solo de un capo, sino del presidente de un país con enormes reservas de petróleo.

Voces desde el exilio

La periodista venezolana Marta Cotoré, radicada en México desde 2015, advirtió para 24 HORAS que la comunidad migrante observa con cautela. “Hemos vivido demasiadas decepciones: Guaidó fue reconocido por más de 60 países y no pasó nada. Ahora mantenemos la esperanza, pero también la prudencia”, comentó.

Cotoré relató que en Caracas el control informativo es férreo: “La gente borra sus conversaciones de WhatsApp por miedo a que la policía las revise en la calle. El régimen responde con más represión cuando se siente amenazado”.

Geopolítica y elecciones

Para el magnate republicano, la apuesta tiene dividendos políticos. “Una operación contra Maduro podría elevar entre 15 y 20 puntos su aprobación interna”, estimó Pérez-Juárez. En un escenario de polarización, la captura del líder chavista se presentaría como prueba de que Estados Unidos “vuelve a ser fuerte”.

Sin embargo, no todos consideran inevitable un desenlace tipo Panamá. En redes sociales, analistas recuerdan que Venezuela no es Panamá: es más grande, cuenta con el respaldo de Rusia, China e Irán, y sus Fuerzas Armadas superan los 340 mil efectivos. Una invasión directa, advierten, podría escalar a un conflicto internacional de mayor envergadura.

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México ante la encrucijada

La pregunta inevitable es qué papel debe jugar México. Pérez-Juárez fue tajante: “Lo correcto es actuar con ética y no defender a un dictador acusado de delincuencia. Respaldar a Maduro sería suicida y catastrófico”. Para el experto, la posición más ventajosa para México sería alinearse con la comunidad internacional que exige responsabilidades al régimen venezolano.

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