POR GUSTAVO INFANTE CUEVAS
GRUPO CANTÓN
Altrincham fue testigo de una auténtica carnicería boxística. Jack Rafferty y Mark Chamberlain se dejaron el alma en doce asaltos brutales que terminaron en empate mayoritario: 114-114, 114-114 y 115-114 para Chamberlain. Rafferty retuvo sus títulos británicos y de la Commonwealth, pero sin la claridad que esperaba.
El combate fue un choque de estilos: la presión incesante de Rafferty contra la precisión quirúrgica de Chamberlain. No hubo respiro, ni tregua: en cada round se cruzaron golpes que hicieron vibrar al Planet Ice y dejaron rostros ensangrentados y cuerpos al límite. Sin cifras oficiales de CompuBox, la igualdad se sintió golpe a golpe, con asaltos cerrados y momentos dramáticos.
En la conferencia previa, Rafferty prometió “demolición”, Chamberlain respondió “no voy a huir”. Cumplieron con creces: ninguno retrocedió. Tras la guerra, ambos coincidieron en una cosa: quieren revancha inmediata. “Pensé que hice lo suficiente”, dijo Rafferty. Chamberlain, por su parte, sonrió desafiante: “Volvamos a hacerlo”.
Más que un empate, esta pelea fue una advertencia: la división superligera británica está ardiendo… y apenas comienza la historia.
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