Más allá de pronunciarse en contra de la violencia en cualquier tipo y sin importar su origen, el Club Atlético Independiente explicó lo acontecido la noche del miércoles durante el encuentro de octavos de final de Copa Sudamericana, ante la U de Chile en el Estadio Libertadores de América, que llevó a la suspensión definitiva del encuentro, tras agresiones vividas en el inmueble entre aficionados de ambos clubes.
A través de un comunicado, el cuadro argentino expuso que los primeros conatos de agresión se presentaron en la grada asignada a la afición chilena, aunque admitieron que grupos locales de animación reaccionaron instantes después, en otro acto reprobado por la institución deportiva.
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“Desde el primer instante el Club activó los protocolos de seguridad, coordinó con las autoridades presentes y la organización del torneo, y dispuso asistencia médica a las personas lesionadas en total cumplimiento con el manual Conmebol”, señaló el Rojo (apodo del club argentino).
Aunque señalan que trabajarán incansablemente para que cada responsable se identifique y se sancione por las agresiones vistas en medios de comunicación y redes sociales, también reclamarán a los responsables y terceros, los daños causados al inmueble, además de solicitar la aplicación de derecho de admisión a personas que catalogaron como delincuentes disfrazados de hinchas.
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“A nuestros socios, entendemos la preocupación y el dolor por lo sucedido. Nuestro compromiso es cuidar a nuestra gente”, agregó el club.
Por parte de la U de Chile, el presidente del club, Michael Clark, aseguró que de las 14 personas que llevaron al hospital a raíz de estos eventos, solo quedan cuatro y al final de este jueves es probable que solo sean dos quienes se mantengan en estos centros médicos