Washington volvió a colocar a México en el centro de su narrativa. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró que tanto su vecino del sur como Canadá “hacen lo que les decimos que hagan” en materia de seguridad fronteriza, y se adjudicó lo que llamó un “milagro” migratorio.
Desde la Oficina Oval, presentó a México no como un socio, sino como un brazo ejecutor de Washington, al tiempo que en territorio mexicano la versión oficial insiste en que la cooperación se da en nombre de la soberanía.
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“México hace lo que le decimos que haga, y Canadá hace lo que le decimos que haga”, declaró el republicano ante reporteros, en un discurso que buscó contrastar con la gestión de su antecesor, Joe Biden.
Trump presumió que, a diferencia de su rival demócrata, él no necesitó leyes ni reformas: “Simplemente dije: vamos a cerrar la frontera, y funcionó”. Con esa frase reivindicó una política de facto que incluyó deportaciones masivas y despliegues militares, y que ahora describe como un éxito absoluto.
Discurso complejo
La retórica del mandatario llega en un contexto delicado. Apenas días atrás, el gobierno de Claudia Sheinbaum entregó a Estados Unidos a 26 líderes del narcotráfico encarcelados en México, entre ellos figuras de alto rango del Cártel Jalisco Nueva Generación y de los Caballeros Templarios.
El mensaje también se vio acompañado por la polémica de un dron estadounidense que sobrevoló territorio mexicano. Sheinbaum explicó que su gobierno solicitó la operación debido a la falta de equipos especializados en el país y aseguró que se trató de una investigación contra la delincuencia organizada.
La presidente mexicana, por su parte, reaccionó con firmeza a las declaraciones del estadounidense: “En México, el pueblo manda”, afirmó en un mensaje difundido en redes sociales, tras encabezar el Día Nacional del Cine en la Cineteca de Chapultepec.