La falta de agresividad de los narcos presos en México contra la deportación, extradición, entrega o exilio penal tiene una explicación diferente a aquella experiencia de los extraditables de Colombia que desató una violencia ingobernable en tiempos de Pablo Escobar Gaviria.
Aquí en las cárceles mexicanas, los presos de alto nivel en materia del narcotráfico siguen operando detrás de las rejas y, a veces, el sistema penitenciario les permite vidas mejor que en el exterior.
Pero ahora que muchos de ellos se han ido a Estados Unidos, la principal argumentación radica en que allá negocian con los fiscales, obtienen beneficios y derivan en disminución de sus periodos de encarcelamiento.
Los grandes capos extraditados a EU, los 29 delincuentes entregados apenas en enero pasado y los 26 de alta visibilidad que partieron hacia Estados Unidos esta semana, ofrecen a los detenidos mejores expectativas allá que acá.
El sistema penitenciario americano es asimétrico al mexicano; allá la justicia se negocia, se pervierte y se desvía de sus propósitos fundamentales. Ahí está el caso, por ejemplo, de Ovidio Guzmán López, el hijo de El Chapo, quien escapó de su captura en octubre de 2019 durante el culiacanazo por amenazar con estallar bombas en zonas habitacionales militares.
Ovidio estaba fundido en cárceles mexicanas y difícilmente iba a salir, pero en EU negoció información para lograr visas especiales para que casi una treintena de familiares vivieran tranquilamente en el sueño americano y el propio Ovidio podrá salir de prisión y gozar en libertad sus últimos días.
México ha arrestado a figuras visibles del narco y el crimen, pero por conveniencia coyuntural se están cediendo a Estados Unidos con el argumento poco serio de que allá se hagan bolas con esos personajes que en México dejaron huellas de sangre y narco.
Allá podrán salir libres de manera legal y aquí estaban condenados al encierro.
Zona Zero
La agenda de seguridad de EU está confirmando las estimaciones de que autoridades americanas están ya aprobando operativos contra el Cártel Jalisco Nueva Generación, una estructura más de confrontación y con capacidad de fuego mayor inclusive a la que se le ha detectado al Cártel de Sinaloa. La diferencia del grupo de El Chapo con el de El Mencho es que no se deja intimidar y responde a la violencia de seguridad con mayor violencia criminal.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh