Christian Nodal volvió a acomodar su historia de amor en horario estelar durante la entrevista con Adela Micha, pero las piezas no encajan con la precisión que él pretende. El cantante aseguró que la ruptura definitiva con Cazzu fue el 8 de mayo de 2024, después de seis separaciones previas, y que apenas cinco días más tarde vio “por primera vez” a Ángela Aguilar.
Afirmó que en todo el tiempo que duró su relación con la madre de su hija, Ángela “no existía”, y que no hubo infidelidad. Sin embargo, la proximidad entre fechas y la inmediatez del nuevo romance alimentan sospechas que no se despejan con declaraciones dulces.
En noviembre de 2024, Cazzu dijo que se enteró de la relación con Ángela “igual que todo el mundo”, negando cualquier arreglo previo. Ese contraste entre versiones pinta un panorama donde la verdad no está clara: o los tiempos de Nodal son inusualmente acelerados, o la ruptura ya tenía una fecha de caducidad antes de oficializarse.
Insistió en que su ex incluso le dijo “búscate a alguien más… nomás que yo no me entere”, como si eso fuera un permiso tácito para moverse a otro romance, pero la opinión pública lee la frase como una coartada más que como un pacto mutuo.
La entrevista también incluyó disculpas públicas a Cazzu; reconoció que se “mega enamoró” y que no midió el impacto mediático de sus actos. El gesto, empático no borra los hechos. Para complicar más la narrativa, Nodal y Ángela se casaron en Roma en una boda espiritual el 29 de mayo, a escondidas de su familia, tan sólo 21 días después de la fecha que señala como el fin de su relación con Cazzu y en julio de 2024 en una ceremonia privada en Morelos. La relación se formalizó con rapidez récord.
La velocidad de los hechos y la contradicción con el testimonio de Cazzu han generado debates en redes; algunos lo defienden como un hombre libre tras una relación rota, y otros lo acusan de maquillar una infidelidad con fechas estratégicas.
En un medio donde la imagen lo es todo, controlar el relato se vuelve tan vital como cantar afinado; pero las entrevistas, lejos de cerrar capítulos, pueden abrir grietas nuevas.
El tiempo entre un adiós y un altar nunca había sido tan breve ni tan observado, y en ese lapso comprimido, la percepción pública se llena de interpretaciones, memes y sospechas.
Para Nodal, cada palabra pesa y cada fecha se convierte en prueba o en arma. Afuera, la historia se debate entre la versión oficial y la aritmética sentimental que no termina de cuadrar por más que lo intenten.
FACEBOOK y YOUTUBE Ana María Alvarado
IG y TW @anamaalvarado