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El senador colombiano Miguel Uribe Turbay, precandidato presidencial para las elecciones de 2026, falleció tras dos meses de hospitalización. Uribe, atacado a balazos el 7 de junio durante un mitin en Bogotá, Colombia sufrió complicaciones graves tras una nueva hemorragia cerebral que finalmente le causó la muerte.

Un menor de 15 años perpetró el atentado en un barrio popular de la capital y disparó tres veces contra Uribe, dos de ellas en la cabeza. Las autoridades investigan el caso como un “magnicidio” y apuntan a la disidencia de las FARC, la Segunda Marquetalia, como los principales sospechosos. 

Hasta el momento, seis personas han sido detenidas, incluyendo al atacante y al presunto cerebro del ataque apodado “El Costeño”.

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Miguel Uribe Turbay, hijo de la periodista Diana Turbay, asesinada en 1991 durante el conflicto con el narcotráfico, dejó un legado político en el Centro Democrático, partido de derecha. Su muerte revive el historial de violencia política en Colombia, donde la violencia ha marcado las campañas presidenciales desde los años 80 y 90, cuando grupos armados asesinaron a varios candidatos.

Según el centro de investigación Indepaz, grupos armados asesinaron a al menos 74 candidatos a cargos públicos en el país entre 2016 y 2024.

Condena por crimen

El presidente izquierdista, Gustavo Petro, condenó el crimen y reafirmó la prioridad de garantizar la seguridad de los políticos, independientemente de su ideología. El asesinato de Uribe, además, resalta las tensiones políticas de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.

Este hecho marca un nuevo capítulo en la historia de la violencia política en el país sudamericano, donde los atentados contra figuras públicas continúan siendo una amenaza real para la estabilidad democrática. 

La investigación en Bogotá, Colombia sigue su curso mientras el país lamenta la pérdida de una figura clave en la política de seguridad y oposición al proceso de paz con las FARC.

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