El Gobierno mexicano obtuvo de Donald Trump otra prórroga, esta de 90 días, para complacer las exigencias del mandatario estadounidense a fin de que no aplaste nuestra economía con aranceles unilaterales.
Trump y Sheinbaum celebraron la prórroga, pero con una marcada diferencia.
Mientras que el presidente de Estados Unidos hizo énfasis en el hecho de que México aceptó “mover’’ sus barreras comerciales no arancelarias, la presidenta Claudia Sheinbaum festejó que no se impusiera el arancel del 30 por ciento.
“México tiene el mejor acuerdo posible (con Trump)’’, dijo la mandataria mexicana.
Evidentemente, que las condiciones ofrecidas para llegar a este plazo de gracia, no fueron explicadas con la amplitud que el caso merecía.
“Seguiremos negociando’’, dijo Sheinbaum.
Lo que no quedó claro, a pesar de que se le hizo la pregunta al secretario de Economía, Marcelo Ebrard, es ¿cuáles son las barreras no comerciales que según Trump el gobierno mexicano aceptó mover?
Y se entiende por “mover’’, desaparecer o eliminar, las normativas nacionales impuestas a los productos de origen foráneo, especialmente de Estados Unidos.
Es decir, que si se atiende textualmente la expresión de Trump, el Gobierno mexicano dejará abierta la puerta o reducirá las normas legales para dejar pasar a territorio nacional los productos del vecino país del norte.
No se conocen los pormenores del acuerdo, pero más de un industrial deberá estar preguntándose si ahora deberá enfrentar una competencia desigual por motivos administrativos que no necesariamente tendría que ser por dumping.
Haiga sido como haiga sido, para citar un clásico, ayer fue día de celebración en Palacio Nacional, aunque moderada respecto a otras prórrogas, porque al final de cuentas Sheinbaum pareció reconocer que no se ha ganado nada (los aranceles al acero, aluminio, cobre, la cuota compensatoria al tomate y el arancel por fentanilo del 25% se mantuvieron), solo tiempo.
Por lo menos ayer no se convocó al Zócalo a otra concentración “de la victoria’’.
Con los días se conocerá si no se trató de una victoria pírrica.
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En los hechos, efectivamente, México ha tenido un trato favorable de parte de Trump.
Sin hablar de otros países, solo en lo que se refiere al T-MEC, es notorio que el presidente de EU ve con otros ojos a nuestro país, lo cual no significa necesariamente que nos tenga por “amigous’’.
Trump elevó ayer del 25 al 35% los aranceles para los productos originarios de Canadá que, si no cambió de humor en la madrugada, entrarán en vigor hoy.
Esto, porque según el mandatario, Canadá no ha hecho lo suficiente para evitar el tráfico de fentanilo a territorio de Estados Unidos.
Indirectamente, es un reconocimiento a los avances que sobre ese tema en particular ha tenido México.
Por lo demás, Trump sigue jugando con los nervios de los inversionistas que buscan aterrizar en México, pues no existe la certidumbre de que nos quitará la amenaza impositiva… pero tampoco que la aplicará.
Ni sí, ni no, como dirían en el rancho.
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Mañana comienza el nuevo capítulo de la persecución política en contra del dirigente priista Alejandro Moreno.
La película ya la habíamos visto con López Obrador, pero ahora Morena insiste en hacer un remake, en cuya producción tendrá un lugar preponderante el servicial Hugo Éric Flores, adorador obradorista, creador del Partido Encuentro Social, que luego fue Encuentro Solidario.
¡Quién iba a pensar que ese ministro cristiano pasaría del púlpito a la tribuna y que cambiaría la predicación de la sana doctrina por la aplicación de la insana instrucción!
@adriantrejo