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Este verano, el corazón de Chimalistac se transforma en un vibrante laboratorio de creatividad infantil con el taller Tres Lenguajes, una propuesta artística interdisciplinaria dirigida a niñas y niños de 7 a 12 años

Desde el pasado  21 de julio hasta el próximo 1 de agosto, el colectivo cultural Árbol que nace torcido abre sus puertas para ofrecer una experiencia lúdica y transformadora, donde convergen la escritura, el arte visual y el sonido.

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Un taller para despertar la creatividad infantil

Diseñado por un colectivo de artistas y gestoras culturales, Tres Lenguajes propone una inmersión diaria de cuatro horas (de 9 a 13 h) en tres disciplinas artísticas, con dinámicas cuidadosamente planeadas para estimular la observación, imaginación y expresión.

“No es un taller teórico. Nos gusta reflexionar con los niños, pero todo se aborda como un juego. Jugamos a ser exploradores, recolectamos sonidos, estampamos huellas, y alternamos entre momentos de calma y movimiento”, explica Carolina López Møller, escritora y una de las talleristas.

A lo largo del curso, los participantes exploran siete conceptos detonadores —huella, semilla, repetición, velocidad, invisibilidad, engaño y disrupción—, que sirven como punto de partida para experimentar con distintos medios expresivos. Cada palabra cobra sentido en las actividades: desde grabados hasta ejercicios sonoros que estimulan la escucha creativa.

Tres artistas, tres enfoques

El taller es facilitado por un equipo de creadoras con sólida trayectoria artística y pedagógica:

Carolina López Møller, escritora y finalista de los premios Aura Estrada y Las Yubartas, se encarga del lenguaje escrito.

Athena Zenker Díaz, artista sonora radicada en Alemania, guía la exploración del sonido como medio de expresión y percepción.

Ana Galán Souto, artista visual egresada de La Esmeralda (INBA), lidera las actividades de artes plásticas con base en su experiencia docente.

“Cada una de nosotras es activa en su arte, pero también compartimos el interés por la educación artística. Entonces decidimos juntarnos para introducir a los niños y niñas a estos tres mundos.Y pues está muy divertido porque es un poco como explorar las sensibilidades que abre cada una de estas disciplinas, que se vuelven un lenguaje”.

Pedagogía creativa adaptada a la infancia

Conscientes de la diversidad en los ritmos e intereses infantiles, el equipo divide a los participantes por edades y diseña sesiones dinámicas de una hora por lenguaje. El enfoque es lúdico, pero profundamente reflexivo, permitiendo que cada niño experimente desde su propio modo de ser.

“Creemos que los niños son pensadores muy potentes. Nos interesa reflexionar con ellos, pero desde el juego: recolectamos sonidos, exploramos la casa, inventamos historias. No es un taller teórico, sino una experiencia creativa completa”, explica López Møller, escritora y tallerista del proyecto.

Especial |  

Un espacio que se vuelve galería

La sede del taller —una casa amplia en la alcaldía Álvaro Obregón— se transforma en una galería viviente. Los niños crean piezas que se exhiben a lo largo del curso, como parte de los ejercicios de exploración y apropiación del espacio. 

López  Møller, comentarista para el Diario 24 horas, destacó que una de las dinámicas destacadas fue “jugar al museo”, donde los participantes crearon fichas para objetos de la casa, explorando el poder del lenguaje en su forma de ver el mundo.

“Nos encanta cómo, desde lo más cotidiano, los niños logran reimaginar su entorno. A veces una medusa dibujada por un niño se convierte en la puerta a otras historias, otros sonidos, otras miradas”, comenta la tallerista.

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Impacto emocional y artístico

Más allá de la técnica, la escritora y tallerista refirió que el objetivo de este curso de verano es poner énfasis en el vínculo humano y emocional que se genera entre los participantes.

“Es hermoso ver cómo, en apenas unos días, ya se conocen, se dan regalos, saben los colores favoritos de sus compañeros. Las relaciones que forman son tan sinceras como potentes”, destaca Carolina.

Asimismo, abundó que el símbolo del taller, que está representado por un  caracol, es por el significado de lentitud y atención plena. “Queremos que este curso sea una pausa: un momento para observar, escuchar y sentir de forma distinta a la rutina”, afirman.

Costos y contacto

El curso tiene descuentos, además de que incluye todo el material, y este se realiza en un entorno seguro, amplio y cálido, dentro de una casa en la colonia Chimalistac, que ha sido convertida en galería con las obras del propio taller.

WhatsApp: 55 7188 7489

Instagram: @arbol.que.nace.torcido

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