Redacción
Luka Modrić ha concretado su fichaje con el AC Milan, dando inicio a una nueva etapa en su carrera después de trece exitosas temporadas con el Real Madrid. El mediocampista croata ha firmado un contrato por un año con opción de extenderse hasta 2027, lo que abre la posibilidad de verlo activo en la élite hasta los 41 años. Su llegada representa uno de los movimientos más destacados del mercado veraniego en Europa.
El jugador de 39 años ha aceptado una reducción salarial considerable respecto a lo que percibía en el club merengue, ubicándose entre los 2,5 y 3 millones de euros por temporada. Esta decisión ha mostrado su compromiso con el nuevo proyecto deportivo del equipo italiano, que busca recuperar protagonismo tanto en la Serie A como en Europa. Su incorporación ha sido recibida con entusiasmo por los aficionados rossoneri.
Modrić ha elegido portar el número 14 en su nueva camiseta, dejando atrás el icónico 10 que defendió durante años en Madrid. La elección del dorsal representa un nuevo inicio, pero también el respeto por la estructura y jerarquía del plantel milanista. Su presencia aportará una visión táctica y una lectura de juego que pocos jugadores en el mundo poseen.
Durante su paso por el Real Madrid, Modrić ha levantado cinco títulos de la UEFA Champions League, múltiples campeonatos de liga y el codiciado Balón de Oro en 2018. Su legado en el fútbol europeo es innegable, y con su llegada al Milan, busca seguir escribiendo historia en otro de los grandes clubes del continente. Su experiencia será vital en los momentos decisivos de la temporada.
El Milan ha reforzado su plantilla con una figura de renombre internacional, lo que también contribuye a elevar el perfil del equipo en competencias como la Serie A y la Liga de Campeones. Modrić ha aportado liderazgo en todos los equipos donde ha militado, y su capacidad para influir en el ritmo del juego puede ser determinante para las aspiraciones del club.
El entorno del jugador ha manifestado una satisfacción especial por este movimiento, ya que Modrić ha sido seguidor del AC Milan desde su niñez. Este vínculo emocional ha dado un valor simbólico a su decisión de unirse al conjunto rossonero. A pesar de su edad, se mantiene en un estado físico competitivo, lo que refuerza su potencial impacto.
Con este traspaso, Modrić ha demostrado que aún tiene ambiciones dentro del fútbol europeo de alto nivel. Su presencia en San Siro promete enriquecer tanto al equipo como a la liga italiana en general. En los próximos meses, todas las miradas estarán puestas en su adaptación y contribución a un Milan que busca volver a lo más alto.