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Un post de María Laura M, actual esposa de Ricardo Salinas dirigida a la presidenta, y tres escritoras comienza así: “ante los recientes ataques de ustedes 4 hacia mi esposo, siento la necesidad -como mujer, ciudadana y como esposa- de alzar la voz con firmeza y claridad. Ricardo es un hombre que me impulsa, me cuida, me defiende, me cuida y me respeta (…) eso no se borra ni se ensucia con calumnias”

He puesto en negritas el pronombre “me”; la que hasta antes de noviembre de 2008, fecha de su matrimonio fuera la ejecutiva de ventas de la empresa de Ricardo Salinas, intentó defender lo indefendible, el lenguaje soez, misógino y burdo con el que su esposo (o su community manager a su nombre o el de ambos, lo cual es lo mismo, porque se manejan con línea) se ha manejado en redes desde hace años, no hace más que emular burdamente a la famosa “Gaviota”, defendiendo a su marido por el escándalo de la Casa Blanca, aunque él, años atrás, la hubiera mandado al hospital por una golpiza.

Perpetuar y solapar actitudes misóginas y machistas por parte de las esposas ha sido tema hasta de dichos populares: “pégame pero no me dejes”, “mientras respete mi casa…” y muchos otros, que forman parte de la batalla cultural que se lleva ahora contra la misoginia; un tipo que no respeta jerarquías de la jefa de estado y representante de todos los mexicanos, no puede más que ser aplaudido por otros machitos que, deseosos de que su “tío” (cada vez menos rico), les aviente unas monedas o una licuadora.

Es lamentable que no sea la única mujer que no condene acciones tan deleznables “aunque no sea en su casa”, aunque el pronombre “me”, vaya precedido de una burda limpieza de cara.

Tal vez, en el contrato prematrimonial que ambos firmaron ante notario antes de su boda había una cláusula que le impide condenar; tal vez en esa cláusula viene también el no cuestionar los sesgos presuntamente informativos con los que se maneja la empresa de su marido, sus fraudes, extorsiones o su gran adeudo al fisco, tal vez ella no fue víctima de la carencia de prestaciones sociales que los empleados tienen. Como mujer, considero lamentable, por decir lo menos, este tipo de acciones que solamente no solo perpetúan la violencia machista, sino que la fomentan.

Ana María Vázquez

Escritora/Dramaturga

@Anamariavazquez

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