Medicina integral y funcional
El año pasado tuve un tema de salud y acudí a múltiples médicos que me realizaron diversos estudios, y fue frustrante escuchar diagnósticos, de cinco diferentes doctores, ninguno me convenció y seguí sintiéndome mal: ansiosa, confundida, sin energía, con molestias y dolores inexplicables.
Una amiga me recordó que en estos casos es cuando la medicina funcional cobra un papel fundamental, ya que ofrece un enfoque centrado en identificar y tratar la causa raíz de las enfermedades, en lugar de limitarse a tratar los síntomas. Sigue siendo medicina, pero con una mirada más integral. Se aborda al paciente como un sistema completo, tomando en cuenta factores genéticos, ambientales, nutricionales, emocionales y de estilo de vida.
Sabemos que la genética no puede cambiarse; nacemos con ella. Pero el hecho de tener predisposición genética o antecedentes familiares de enfermedad no significa que necesariamente enfermaremos de lo mismo. Aquí es donde la epigenética toma relevancia: la epigenética estudia factores como; el ambiente, la nutrición y los hábitos que pueden modificar la expresión de nuestros genes. Es decir, un gen puede activarse o desactivarse según nuestro estilo de vida.
Acudí con la Doctora Ana Ferrera experta en medicina integral y funcional. Me explicó con un ejemplo; me dijo que, si en mi familia existieran antecedentes de diabetes y tuviera genes relacionados con esta condición, no significa que necesariamente la desarrollaré. Puedo hacer que ese gen nunca se exprese, impactando en múltiples áreas como:
Una alimentación variada en colores (cada color representa diferentes nutrientes).
Que sea suficiente, es decir, que cubra mis necesidades energéticas sin excederse.
Que sea natural, evitando alimentos procesados, aditivos o colorantes, lo que reduce la carga tóxica para el cuerpo y provee al hígado de antioxidantes para realizar su función depurativa.
Me hizo un análisis con un folículo capilar que fue examinado y como resultado se revelaron varios temas que ahora sí me hicieron sentido a todos los síntomas que presentaba. Ana comenzó por eliminar de mi dieta alimentos que son los que me provocaban el dolor en articulaciones por inflamación, después me recetó suplementos que yo no tenía ni idea que faltaban en mi sistema, también es fundamental optimizar los ciclos de sueño-vigilia y la actividad física, el movimiento también tiene un rol clave en la regulación epigenética, por último, no podemos dejar de lado las emociones, que gobiernan muchos de nuestros comportamientos, también hay que considerar la posible deficiencia de hormonas y nutrientes, todos ellos claves para el equilibrio emocional.
La medicina funcional busca la posible causa subyacente de ese desequilibrio emocional.
En resumen, a través de la medicina funcional y la epigenética, se modifican factores ambientales, nutricionales y conductuales con la finalidad de prevenir enfermedades e impactar positivamente en la calidad de vida.
Así como durante siglos la medicina tradicional permaneció como única opción, mi opinión es que llegó el momento de popularizar la epigenética, una evidencia de que la nueva medicina integral está tomando terreno, lo vemos en las mismas farmacias con un porcentaje importante de producto en los anaqueles y también en nuevos establecimientos con suplementos que sustituyen lo químico por lo natural promoviendo el equilibrio en general de nuestro sistema, no solo de una zona afectada. Comprender de dónde surge el malestar, comienza a ser una ventana de sanación.
*No es lo mismo darse cuenta, que hacerse cargo*
Date un espacio para optimizar tu salud y prevenir enfermedades.
Con cariño: Marcela.
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