Hay algo que no checa en la campaña contra el huachicol, por más millones de litros que las autoridades logren confiscar.
Si bien es cierto que en lo que va del año se han dado golpes espectaculares en el aseguramiento del combustible robado, estos buenos resultados no van acompañados de detenciones en el sitio por más que parezca increíble.
En el caso del buque confiscado en Tampico, Tamaulipas, con 10 millones de hidrocarburo, no se detuvo en flagrancia a nadie, a pesar de que había más de un centenar de pipas esperando descargar el combustible.
¿Cuántas personas se necesitan para operar un barco-tanque de esas dimensiones?
Decenas, pero aún así, nadie fue detenido en el momento.
Semanas después, el secretario de Seguridad Omar García Harfuch, informó que en seguimiento a este caso específico, se habían detenido a 11 personas en un predio en Coahuila, utilizado para resguardar camiones, bombas y el combustible robado o contrabandeado.
Nadie con título de capo, digamos que solo “personal operativo’’.
Hace poco más de una semana, el 29 de junio, García Harfuch anunció la aprehensión de una banda dedicada al huachicoleo en los estados de México, Querétaro y la propia CDMX “después de seis meses de trabajo de inteligencia’’.
La operación arrojó la captura de 32 personas, entre ellas los dos presuntos líderes del grupo criminal.
Pero nada más.
Ayer, la Secretaría de Seguridad anunció el decomiso récord de 15 millones de litros de combustibles que se encontraban en 129 carrostanque de ferrocarril aparentemente abandonados; 33 en Ramos Arizpe y 96 en Saltillo.
Aquí no hubo trabajo de inteligencia sino un reporte ciudadano, de acuerdo con la información oficial, que permitió al personal militar llegar hasta donde se encontraban los tanques.
No hubo, según el reporte oficial, ningún detenido.
O bien las bandas huachicoleras están bien informadas sobre los operativos, halcones en cada esquina, o muy buena suerte.
A la suma de litros de combustible robado el secretario de Seguridad habría que anexar el número de detenidos por ese delito.
Y si la operación de recuperación del hidrocarburo ha ido por buen camino, sin duda a juzgar por los números, el problema no se está atacando desde la raíz, que es la perforación de los ductos de gas y petróleo de Pemex.
Se sabe de las bandas que transportan, almacenan y comercian el producto robado, pero no de quienes se han especializado en perforar los ductos.
Mientras eso no se combata, seguiremos conformándonos con recuperar millones y millones de combustibles robados.
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Tanto se ha hablado de los presuntos negocios que el exconsejero Jurídico de la Presidencia, Julio Scherer Ibarra, hizo al amparo del poder, que parece que por fin la Fiscalía General a cargo de Alejandro Gertz Manero, tomará cartas en el asunto.
El fiscal informó que se investigaba una denuncia por corrupción en la licitación del libramiento de Nogales, Sonora, en la que participó un hijo del exconsejero presidencial, Julio Scherer Pareyón, hoy diputado federal del Verde Ecologista.
Gertz no quiso adelantar si las pesquisas alcanzarán a Scherer Ibarra, pero si dejó en claro que se aplicará la ley trátese de quien se trate.
A ver hasta dónde dejan avanzar la investigación, sobre todo cuando existen publicaciones que documentan, por lo menos, tráfico de influencias en el caso del exconsejero jurídico de la Presidencia, en el sexenio de López Obrador.
@adriantrejo