Lejos quedó la imagen de la Casa Blanca iluminada con los colores del arcoíris. La administración Trump no solo ignora el Mes del Orgullo desde la esfera federal, sino que impulsa medidas que erosionan los derechos y la visibilidad de las comunidades LGBT+, especialmente de las personas transgénero.
A diferencia de los años recientes, cuando las proclamaciones presidenciales y las celebraciones públicas eran muestra de inclusión, este mes fue rebautizado por el gobierno como el “Mes del Título IX”, enfocándose en mujeres cisgénero y excluyendo deliberadamente a mujeres trans. La secretaria de prensa Karoline Leavitt confirmó que no se emitirá proclamación alguna para conmemorar el Orgullo.
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Por otro lado, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, ordenó retirar el nombre del activista Harvey Milk de un buque de la Armada, mientras que el FBI pidió información sobre clínicas que atienden a jóvenes trans, reforzando un clima de persecución.
Organizaciones como Fenway Health califican estas decisiones como “golpes calculados” a una comunidad que lucha por sobrevivir, no solo celebrar. La eliminación del apoyo especializado en la Línea Nacional de Prevención del Suicidio, prevista para julio, refuerza esta tendencia: desde su creación el programa ha atendido más de un millón de llamadas, en medio de un aumento documentado de crisis entre adolescentes LGBT+.
Trump en contra de todo
Además, Donald Trump redobló su presión sobre California por permitir atletas trans en competencias femeninas, amenazando con sanciones federales. Paralelamente, se suprimieron menciones a personas trans en documentos oficiales, incluso en el Monumento Nacional Stonewall, epicentro del movimiento gay en EU.
En un contexto global donde el reconocimiento a la diversidad es cada vez más relevante, el retroceso impulsado por la Casa Blanca preocupa por el mensaje que envía: que la igualdad aún está sujeta a ideologías de turno.