Tú eres el punto de inflexión en tu historia
Tal vez eres esa mujer que sostiene a todos, la que no puede caerse porque si ella cae, todo se derrumba. Te convertiste en la columna del sistema familiar, la que cuida, la que resuelve, la que se hace fuerte para que los demás no se rompan. Esa experta en sostener sin que nadie lo note, en ser refugio y pilar, en inspirar con el ejemplo más que con palabras a esa mujer se le llama, mujer Atlas, la que carga con el dolor no dicho, con las historias silenciadas, con los secretos que nadie más quiso hablar.
Pero piensa en esto con el corazón abierto: no viniste a sostenerlo todo, no tienes que pagar con tu ser, el precio de la historia familiar.
Las verdaderas columnas familiares no se forjan en el sacrificio, sino en la conciencia y esta empieza cuando reconoces que estás cansada, cuando te das permiso de soltar. Hoy puedes mirar hacia atrás y decirle a tu sistema, gracias por elegirme, pero yo no vine a cargar, vine a vivir y es ahí cuando te liberas del título.
Se dice que cuando lo liberas, las mujeres que te precedieron también descansan y las que vienen después caminan más libres. Tú eres el punto de inflexión en tu historia, la que eliges sanar para que el amor deje de doler. No estás sola en esto, en Latinoamérica es muy común este sentir en las mujeres, no viniste a cargar con todo, viniste a liberar, y toma tiempo darte cuenta pero ahora la comunicación es mucho más abierta con nuestras hijas y si nos toca romper con esta historia de mujer atlas, todo va a valer la pena para que la próxima generación deje de sentir lastres del propio linaje y sean autónomas para elegir el rumbo de sus vidas y no se repita una historia obsoleta de sacrificio.
Hace unos años hice una estadística de este perfil de mujeres y realmente creo que comienza la transformación, ahora ya salimos en busca de trabajo con un pensamiento de evolución, no de sacrificio y analizarlo fue hermoso, me contaban que querían aumentar sus ventas para que subieran sus comisiones y poder terminar ciertos estudios truncos, las veía con ilusión de salir adelante y eso seguramente comenzaba a transformar la mirada de cómo las hijas perciben a sus madres, esa para mí fue una visión en donde futuras generaciones comenzaban a trabajar desde la ilusión por adquirir más conocimiento y hacer una vida plena , y ahora al pasar de los años he visto esa nueva generación con más soltura y decisión por lo que quieren lograr. En la columna anterior escribí de la alquimia, y aquí aplica en transformar el sacrificio en una forma de amor propio.
Como dijo Sigmund Freud: si realmente el sufrimiento diera lecciones, el mundo estaría poblado de sabios.
El dolor no tiene nada que enseñarle a quienes no encuentran el coraje y la fuerza para escuchar el sufrimiento sin reflexión sólo nos arrastra hacia la repetición de los mismos errores.
El dolor no es tu maestro, es solo una señal que nos habla cuando algo no está bien, pero si no estamos dispuestos a escuchar, simplemente sufrimos en vano, el que no está dispuesto a aprender de sus errores está condenado a repetirlo. Cada golpe, cada decepción, cada fracaso puede ser una oportunidad, sí… para aprender y para evolucionar, siempre y cuando estemos dispuestos a mirar hacia adentro.
Aquellos que no aprenden de esa señal llamada dolor, son los que siguen tropezando una y otra vez sin reflexión, el dolor sólo se convierte en un ciclo sin fin. ¿Qué lecciones has aprendido de tus momentos más dolorosos?
El peso invisible se convierte en visible cuando lo trabajas y te lo quitas de encima, siente lo ligera que realmente eres.
Con cariño: Marcela.
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