REDACCIÓN
GRUPOCANTÓN
Un clima de frustración y enojo se ha instalado en el corazón del municipio de Santiago Tianguistenco, tras la orden emitida por la administración local que prohíbe ejercer el comercio sobre la avenida Morelos.
La medida, ejecutada por indicaciones de la alcaldesa Erika Olea de la Torre, ha dejado sin sustento a más de un centenar de vendedores, quienes acusan traición y abuso de poder.
El aviso oficial, firmado por Jorge Andrade Álvaro, encargado del área de Gobierno, advirtió que quien insista en colocarse será sancionado. Para los afectados, no es solo un golpe económico, sino también una muestra de autoritarismo.
“Nos prometió que iba a regularizarnos, que iba a ayudarnos, y ahora nos trata como delincuentes”, expresa con impotencia doña Graciela, comerciante desde hace dos décadas.
El argumento de la alcaldesa, emanada del Partido Verde Ecologista de México, gira en torno a una supuesta estrategia de embellecimiento urbano y protección al turismo. No obstante, vecinos y locatarios ven en la acción una política de exclusión. “¿De qué sirve una ciudad bonita si está llena de hambre?”, reprocha don Alfredo, vecino del centro, al lamentar la falta de alternativas para quienes subsisten del tianguis.
A medida que los operativos se endurecen, crece también la indignación ciudadana. Los inconformes advierten que no permitirán que se elimine su derecho al trabajo, sin antes abrir un canal de diálogo real.
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