La Corte Suprema de Estados Unidos (EU) autorizó al gobierno federal reanudar, de forma provisional, la deportación de migrantes a países con los que no tienen vínculos previos, incluso si no son sus lugares de origen. La medida representa un giro significativo en la política migratoria, al permitir traslados inmediatos a naciones con las que Washington ha establecido acuerdos de recepción, como Sudán del Sur.
El fallo responde a una solicitud de la administración de Donald Trump, que busca anular una orden judicial previa. Esta había bloqueado la expulsión de varios migrantes —entre ellos un mexicano y dos cubanos— al considerar que debían tener oportunidad de impugnar su deportación ante posibles riesgos de tortura o persecución.
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La decisión del alto tribunal, donde los tres jueces liberales votaron en contra, suspende de momento la protección que brindaba esa resolución. “En asuntos de vida o muerte, es mejor proceder con precaución”, escribieron en su disenso las magistradas Sotomayor, Kagan y Jackson. “En este caso, el Gobierno adoptó el enfoque opuesto”.
Cuartoscuro
El Departamento de Seguridad Nacional de EU, celebró la decisión como un avance en materia de control fronterizo. “Enciendan los aviones de deportación”, afirmó su vocera Tricia McLaughlin, quien además criticó las políticas migratorias del actual gobierno de Joe Biden por permitir, en su opinión, el ingreso desmedido de extranjeros.
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Organismos defensores de migrantes calificaron la medida como peligrosa. “Elimina protecciones críticas del debido proceso que han evitado torturas y muertes”, denunció Trina Realmuto, de la Alianza Nacional de Litigios de Inmigración.
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Aunque aún se podrán presentar apelaciones individuales, el margen de defensa se ha reducido drásticamente.
