Mientras los ecos de las explosiones aún resuenan en Fordo, Isfahán y Natanz, el mundo contiene la respiración. Los próximos días son considerados críticos por funcionarios de defensa estadounidenses y altos cargos de inteligencia aliados.
No está claro si Teherán dirigirá su respuesta hacia objetivos en suelo estadounidense, en el extranjero, o en ambos frentes. Pero la advertencia ya fue emitida. Medios estadounidenses destacan que Irán envió un mensaje a Donald Trump días antes del ataque, con la amenaza de activar células terroristas durmientes dentro de Estados Unidos si sus instalaciones nucleares eran agredidas.
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El Departamento de Seguridad Nacional advirtió que el conflicto creó “un entorno de mayor amenaza” y no descarta ataques cibernéticos ni agresiones dirigidas contra funcionarios. Las autoridades en ciudades clave están en alerta máxima. A la par, el Departamento de Estado exhortó a los ciudadanos estadounidenses en el extranjero a extremar precauciones, ante posibles manifestaciones y agresiones.
Trump presume daños “monumentales”
El inquilino de la Casa Blanca, sin embargo, parece dispuesto a escalar. En redes sociales no sólo advirtió que cualquier represalia sería respondida con “una fuerza mucho mayor”, sino que insinuó abiertamente la posibilidad de un cambio de régimen en Irán. “¿Por qué no habría un cambio de régimen?”, escribió, desmarcándose del mensaje oficial de su gabinete.
Trump también alardeó sobre el impacto de los ataques a los sitios nucleares iraníes, asegurando que el daño más severo se registró “muy por debajo del nivel del suelo”. “¡Obliteración es un término preciso!”, escribió en Truth Social, acompañando su mensaje con una imagen de una estructura blanca incrustada en la roca. No estaba claro de inmediato a qué imágenes satelitales se refería. NBC News no ha podido verificar de forma independiente el nivel de daños.
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No obstante, imágenes satelitales capturadas por Planet Labs PBC mostraron algunos daños en Fordo. Un análisis de The Associated Press confirmó alteraciones en el sitio, aunque el alcance aún no es concluyente. Incluso un parlamentario iraní minimizó las declaraciones del mandatario estadounidense, asegurando que el complejo subterráneo no había sido destruido.
Tensiones institucionales en Washington
La decisión del magnate republicano de ordenar los bombardeos representa una de sus acciones más determinantes como comandante en jefe. Sin embargo, vuelve a poner sobre la mesa la cuestión del uso del poder militar sin aprobación del Congreso. Aunque se espera que presente una justificación legal en las próximas 48 horas, el historial reciente muestra que los presidentes han ampliado gradualmente sus atribuciones sin enfrentar consecuencias significativas.
“En los últimos 25 años, los presidentes ciertamente han estado estirando los límites de la autoridad presidencial para usar la fuerza”, explicó a NBC News John Bellinger, del Consejo de Relaciones Exteriores. “Y el Congreso, con algunos objetores persistentes, simplemente lo ha consentido”. El costo político de esta decisión —más allá de lo jurídico— se jugará en el tablero internacional, donde la credibilidad de Estados Unidos está en entredicho.
Ormuz, punto de presión
Expertos internacionales coinciden en que Irán busca una respuesta calibrada, lo suficientemente firme para mantener su prestigio, pero medida para evitar una escalada total. Entre las opciones se menciona un eventual cierre del estrecho de Ormuz, paso estratégico por el que circula cerca del 20 por ciento del crudo global.
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Ante esa posibilidad, el secretario de Estado de la Unión Americana, Marco Rubio, instó a China a utilizar su influencia en Teherán. “Insto al gobierno chino en Pekín a que hable con ellos sobre este tema, ya que dependen en gran medida del estrecho de Ormuz para su suministro de petróleo”, dijo en entrevista con Fox News.
Rubio advirtió que si Irán opta por cerrar el paso, cometería “un suicidio económico” y “una escalada masiva que merecería una respuesta”. Aseguró que no sólo Washington actuaría, sino también otras potencias afectadas por el posible colapso del comercio energético global.
Ecos de guerra en Oriente Medio
El ataque estadounidense, ejecutado con bombarderos B-2, forma parte de una campaña conjunta con Israel que ha dejado más de 400 muertos en Irán, incluidos altos mandos militares y científicos.
China, Rusia y varios países árabes condenaron la ofensiva, argumentando que alimenta un “círculo vicioso de violencia”. En tanto, Irán ya ha identificado objetivos de represalia: un asesor del líder supremo, ayatolá Alí Jamenei, afirmó que las bases estadounidenses en la región “son objetivos legítimos”.
Las próximas horas serán decisivas. Entre declaraciones y amenazas apenas disimuladas, el equilibrio geopolítico pende de un hilo.