El 20 de enero comenzó la pesadilla para México y el mundo: Donald Trump regresó a la Presidencia de Estados Unidos. Una probadita de quién es, cómo piensa y cuál es su visión del poder, se puede ver en la película The Apprentice (Ali Abbasi, 2024). La delirante secuela —y la evolución del personaje—es posible seguirla en tiempo real.
A cinco meses de su llegada, la sensación es que Trump lleva en el cargo una eternidad. The New York Times ha documentado las acciones de sus primeros 100 días de gobierno. Es abrumador; lo que ha venido después, demencial. Aun cuando vemos a un presidente autoritario, cínico e ignorante de la más básica teoría económica, política y de las relaciones internacionales —e incluso, errático en su propia estrategia—, sus acciones no parecen ser improvisadas y son una seria preocupación para México, no solo en el frente comercial y económico, sino sobre todo en el migratorio, político, cultural, así como en materia democrática y de gobernabilidad.
Mientras la atención de gobierno y opinión pública apunta a este galimatías, nuestra economía se estanca; las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) —99.8% del total (INEGI, 2020)—, sufren las acciones, omisiones y políticas de gobierno que cada vez las ahorcan más, desincentivando la inversión y fomentando lo que bien ha documentado el economista e investigador Santiago Levy, como uno de los impedimentos para aumentar la productividad y, por ende, el desarrollo: La informalidad.
Medidas planteadas como necesarias para alcanzar un estado de bienestar, pero que buscan implementarse al mismo tiempo, y en un contexto adverso, afectan los costos de operar una empresa, así como su viabilidad financiera: Incremento acelerado del salario mínimo, aumento al 100% de los días de vacaciones y aguinaldo, alza del Impuesto Sobre Nómina (ISN) en 1%, incremento de la prima vacacional del 25 al 100%, reducción de jornada laboral, implementación de la Ley Silla, descanso obligatorio por fallecimiento de familiares, la excesiva clasificación de horas extras como posible delito de trata, aumento de la aportación patronal a pensiones, una futura reforma fiscal dirigida a exprimir contribuyentes cautivos —y no a ampliar la base tributaria—y un largo etcétera.
Si esto no fuera suficiente, el Sistema de Administración Tributaria (SAT) intensifica sus invitaciones, y/o revisiones de vigilancia profunda, para explicar supuestas diferencias, inconsistencias o comportamientos atípicos que, a pesar de ser aclarados por las empresas, el algoritmo las sigue generando con cada vez mayor frecuencia. A esto se suman visitas y verificaciones de distintas autoridades, en muchas ocasiones improcedentes, que pueden generar cuantiosas multas y/o incentivar actos de corrupción. Para rematar, la reforma judicial dejará en la indefensión jurídica a empresarios, ante estas y otras arbitrariedades, provocando desconfianza, incertidumbre e incluso la quiebra de algunos de estos generadores de empleo.
Forrest Gump, personaje de la película del mismo nombre (Robert Zemeckis, 1994), decía que la vida es como una caja de chocolates: uno nunca sabe lo que va a obtener. Para las MIPYMES esa caja parece ser una de chocolates envenenados.
@isilop
