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Se los dije: Andrés Manuel López Obrador jamás tuvo intención de desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE). Su plan iba por otro lado. Lo suyo era infiltrarlo con sus “caballos de Troya” (Guadalupe Taddei, Carla Humphrey, etcétera), cooptarlo y controlarlo. Y el ejemplo más claro de esto lo tenemos a la mano con la más reciente elección judicial, un verdadero cochinero que dejó en claro que México retrocedió medio siglo en materia electoral de un sólo golpe. ¡Vergonzoso!

Y esto resulta verdaderamente alarmante de cara a las elecciones intermedias de 2027, en las que se renovarán el Congreso de la Unión y 16 gubernaturas, entre otros cargos, ya que el árbitro electoral se convirtió descaradamente en una oficialía de partes del obradorismo.

El INE es un órgano autónomo. Nació apenas en 1990 como el Instituto Federal Electoral (IFE) y en 2014 adoptó el nombre con el que hoy lo conocemos. Pero durante estos 35 años de existencia, a base de muchos pasos de bebé y algunos saltos de gigante, logró consolidarse como un ente imparcial, confiable y democrático. Pero ya no más…

Tristemente, el INE se transformó, gracias a la inferencia y la injerencia del expresidente López Obrador en una burda caricatura de lo que solía ser. Al igual que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), con la ausente y omisa Rosario Piedra Ibarra al frente, este INE, carcomido, corrupto y poroso, ya no atiende ni sirve al interés ciudadano. Está agachado y arrodillado, siguiendo la línea que le llega desde “La Chingada”, Chiapas.

Así las cosas, ¿qué podemos esperar de este INE para la elección intermedia de 2027 y de su nuevo “modelo operativo” que lo subordina a un partido político (mejor dicho, a un sólo hombre)? Lo mismo que hace 19 días: que sus consejeros se pasen por el arco del triunfo la Constitución y las leyes electorales; que apliquen criterios sesgados y unilaterales para avalar, imponer y justificar barbaridades. Y, en caso de que se presenten irregularidades durante la jornada electoral, simplemente va a voltear a ver hacia otro lado… Aquí no pasa nada. Sólo le aventará la pelotita a los del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y los de la Fiscalía Especializada en Materia de Delitos Electorales (Fisel) que, al igual que en el INE, se harán como el tío Lolo.

La elección judicial fue un túnel del tiempo que nos llevó de regreso a los años dorados del priismo (cuando Gobernación se encargaba de decidir quiénes ganaban y quiénes perdían en las votaciones), con urnas embarazadas, casillas zapato, difuntos que votaban, boletas sin marcar y sin dobleces, casillas con el 100 por ciento de los votos para un solo candidato, acordeones, financiamiento ilegal y un kilométrico etcétera.

Así que ya saben, señores candidatos, si quieren ganar en 2027 acérquense a doña Lupe y a doña Carla, ellas les dirán cómo le tienen que hacer.

 

Contacto.- www.lapoliticamedarisa.mx

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Twitter / X: @yalessandrini1

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