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¿Andrés, Andresito y Andy? Altagracia Gómez en Torreón

Israel atraviesa tal vez su peor momento desde su nacimiento en 1948. La fuerza con la que ha contestado al terror de Hamás, acabando con la vida de miles de personas de una población civil indefensa y vulnerable, es completamente desproporcionada.

Tampoco ayuda el comportamiento de algunos de sus soldados a los que les falta mucha humanidad. Por supuesto, no son todos ni mucho menos, pero esos pocos están haciendo mucho daño.

La ayuda a cuentagotas y la retención de los alimentos que en teoría deben llegar a Palestina, contribuyen a completar un panorama desolador.

Como periodista creo en el valor supremo de la verdad. Para eso estamos los que nos dedicamos a comunicar; estamos para atestiguar lo que consideramos que es la verdad.

Lo digo porque no podemos demonizar a un gran Estado como lo es Israel ni mucho menos a su población, que no tiene nada que ver con el gobierno de turno. La ciudadanía israelí en la mayoría de los casos, rechaza la violencia y lo único que piden es la vuelta incondicional de los inocentes que se encuentran secuestrados por el terror de Hamás. También la inmensa mayoría buscan una paz justa y duradera, pero para eso todos deben de querer.

Y todos son todos, los palestinos y los israelíes. Perdiendo ganan porque es verdad que en la negociación hay cesiones, pero también en la cesión hay generosidad. Es la única manera de conseguir la paz.

Pero hay que dejar muy claro que una cosa es la población israelí y otra muy distinta la administración de Benjamín Netanyahu, que es el ulterior responsable de la situación que se está viviendo en Israel.

Habrá que pedir responsabilidades, fundamentalmente a él, a Netanyahu, pero no a la ciudadanía israelí.

 

     @pelaez_alberto

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