Por Eduardo López Betancourt
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PARTICIPACIÓN EN YACIMIENTOS
Ha sido impactante la noticia que revela cómo el multimillonario Carlos Slim se ha convertido, de hecho, en un socio preferente y de gran peso dentro de Petróleos Mexicanos (PEMEX).
La vía para lograrlo ha sido su participación en nuevos yacimientos petroleros, donde, según se afirma, ha invertido miles de millones de dólares. Cabe recordar que Slim es una figura con considerable influencia política en México, que frecuentemente visita Palacio Nacional y ha sostenido reuniones tanto con el expresidente López Obrador como con la actual mandataria, Claudia Sheinbaum. Esta cercanía no resulta sorprendente, dadas las condiciones financieras de PEMEX. El empresario se ha interesado en el sector energético, considerando que se trata de una de las principales entidades del Estado.
Slim comenzó a construir su fortuna tras la controvertida adquisición de Teléfonos de México (Telmex), considerada en su momento la empresa más sólida del país. Telmex era altamente rentable, y nunca se entendió por qué el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari (cuya llegada al poder fue muy cuestionada) decidió privatizarla en favor del empresario.
Además, jamás quedó claro cuándo se realizó el pago ni a cuánto ascendió la operación. Incluso se llegó a especular que el verdadero propietario de Telmex era el propio Salinas o, al menos, que tenía una participación en la empresa junto a Slim.
Con la incursión de uno de los hombres más acaudalados del mundo en PEMEX, se estima que la paraestatal podría recibir un impulso relevante y definitivo, lo cual podría beneficiar a la compañía. Sin embargo, esto ocurre en un contexto marcado por graves problemas financieros, una estructura organizativa deficiente y numerosos actos de corrupción que han afectado su funcionamiento.
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