Redacción
Petróleos Mexicanos (Pemex) emprendió un proceso de reorganización interna con el objetivo de optimizar su funcionamiento y orientar recursos hacia sus actividades prioritarias. Esta medida responde a los lineamientos establecidos en las leyes secundarias en materia energética, que definen a la empresa como una entidad pública con integración vertical.
La estrategia contempla una alineación operativa y funcional en diversas áreas de la organización. Entre las acciones implementadas se encuentran la reducción de estructuras administrativas, la eliminación de duplicidades en funciones y la reorganización de plazas. El enfoque está centrado en fortalecer la cadena de valor y redirigir los esfuerzos hacia tareas sustantivas.
Desde diciembre de 2024, Pemex puso en marcha un esquema de ingresos controlados con el fin de mitigar los efectos de los ajustes laborales. Este mecanismo limita la contratación de nuevo personal de confianza y permite una gestión más cuidadosa de la plantilla actual. Las medidas adoptadas se concentraron en áreas de soporte administrativo, sin afectar la operación esencial de la empresa.
En términos presupuestarios, se cancelaron plazas vacantes y se aplicaron medidas de contención del gasto en servicios personales. Las liquidaciones ejecutadas representan menos del 1.4% de las plazas de confianza permanentes. Se prevé que el ahorro derivado de esta reorganización alcance los 3 mil 532 millones de pesos en 2025 y mil 266 millones en 2026, lo que equivale al 9.41% y 12.78%, respectivamente, del presupuesto destinado a ese rubro.
El rediseño también prioriza el uso del presupuesto en áreas operativas, que concentran el 71% del gasto total en nómina. Con ello, Pemex busca aumentar la eficiencia institucional, eliminar redundancias, mejorar la visibilidad en sus procesos estratégicos y agilizar la toma de decisiones.
