Con La Trama Fenicia (The Phoenician Scheme, 2025), Wes Anderson consolida su autoría cinematográfica en un universo donde la forma es inseparable del fondo.
Esta vez, el director texano se adentra en una sátira de espionaje y política internacional con el sello visual que lo ha convertido en un género por sí mismo: encuadres milimétricos, paletas cromáticas empolvadas y un humor directo y seco.
Sin embargo, bajo su superficie estilizada se esconde una historia humana, centrada en la redención, la familia y el peso de la herencia.
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La historia gira en torno a Zsa-Zsa Korda (Benicio del Toro), un magnate industrial en decadencia que sobrevive a múltiples intentos de asesinato y, en busca de una última jugada, decide reconectar con su hija Liesl (Mia Threapleton), una monja retirada del mundo, para convertirla en su heredera moral y económica. A partir de ahí, se desarrolla una trama satírica, con giros que rozan el absurdo sin perder coherencia emocional.
El reparto estelar incluye a Scarlett Johansson, Tom Hanks, Michael Cera, Benedict Cumberbatch, Willem Dafoe y Bryan Cranston, quienes se integran con naturalidad al tono irónico y distante del filme.
Johansson, en particular, ofrece uno de los momentos más conmovedores de la película, mientras que Del Toro se revela como un protagonista ideal para Anderson: sereno, introspectivo y siempre al borde de la excentricidad.
Impacto en trama y visión
Visualmente, La Trama Fenicia es un trabajo refinado de Anderson. Cada plano parece una ilustración viviente, con movimientos de cámara que enfatizan el artificio sin restarle emoción. La música, compuesta nuevamente por Alexandre Desplat, se entrelaza con el ritmo narrativo, y aporta elegancia, nostalgia y cierto aire de farsa operística.
La película ha dividido a la crítica. Mientras algunos señalan que Anderson se repite en fórmulas ya conocidas, otros celebran su capacidad para reinventarse desde el detalle.