A José Antonio Arrubarrena, amigo. Ya descansa
A riesgo de parecer reiterativos y hasta dramáticos, nada más oportuno, y a todas luces trascendente, que insistir en que de no ocurrir nada extraordinario que lo impida, México acelerará este domingo su inevitable paso hacia la más grave regresión democrática de su historia y la consolidación de un régimen unipartidista -“peor aún al del peor priismo”, a decir de muchos- o para decirlo de manera más clara, hacia un Gobierno de corte claramente dictatorial…
El burdo y cínico montaje de elección judicial diseñado e impuesto desde los tiempos de la fallida gestión de Andrés Manuel López Obrador, y operado ahora desde Palacio con miras a entregar a la 4T el control del único de los tres Poderes de la Unión de que hoy carecen, avanza ante la inexistencia de oposición o riesgo alguno de “descarrilamiento” hacia la consumación de un régimen autoritario, a imagen y semejanza de los que, en Venezuela, Nicaragua o Cuba, por la vía de la represión han establecido sus “amigos”, los asesinos Nicolás Maduro, Daniel Ortega o Miguel Díaz-Canel.
Y todo, huelga insistir en razón de que a la luz de los hechos, la referida elección no sólo posibilitará la imposición de ministros, magistrados o jueces sin formación o experiencia, pero afines al morenismo más extremo sino, al propio tiempo invalidará en los hechos toda posibilidad de que la sociedad, el pueblo “bueno y sabio” incluido, impugne y eventualmente pueda entablar y ganar un diferendo de carácter legal al Gobierno o sus cómplices en el manejo de éste.
Será esto último el resultado de haber creído y avalado con hechos o con el silencio, un proceso viciado de origen como evidencia el más elemental recuento de lo ocurrido entre el anuncio de la reforma del Poder Judicial y la oficialización de la elección: la incumplida oferta de que sería la ciudadanía quien eligiera a los candidatos y el control de éstos por parte del Ejecutivo y sus cómplices en el partido oficial; el diseño con apoyo del INE que encabeza la filomorena Guadalupe Taddei de mecanismos que dejan en manos de observadores, titulares de mesas de votación y conteo de los (escasos) sufragios a emitirse en sus manos y, merced a todo ello, la imposición de un triunfo fraudulento que implicará un alto costo en lo que a libertad y respeto a sus derechos humanos representará para la sociedad.
Democracia pues o dictadura, no hay más…
Veámonos el miércoles con otro asunto De Esencia Política
@EnriqueAranda_P