Las actrices de Mujeres Asesinas 3 se adentraron en una historia con nombre y apellido, casos reales marcados por la violencia estructural que se oculta bajo lo cotidiano, lo familiar, lo íntimo.
Para Angelique Boyer, representar este tipo de roles es una meta profesional. “Nos dan la oportunidad de explorar emociones y verdades que en los personajes tradicionales no caben”, y que no se trata solo de actuar sino de “transmitir con responsabilidad lo que hay detrás de cada crimen y cada herida emocional”, dijo, en entrevista con este medio.
Cassandra Sánchez Navarro remarcó la desigualdad como eje del relato: “Hemos fallado con las mujeres en todos los niveles; aunque somos mayoría, aún estamos en desventaja y los feminicidios aumentan”.
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Añadió que las historias son necesarias porque las cifras no se detienen y las estructuras de poder se resisten a cambiar.
“Ellas no son monstruos, son personas que agotaron todas las salidas posibles”, dijo al recordar que, como actriz, no debe juzgar, sino abrir espacio para que el espectador entienda sin romantizar el antecede al acto.
Eileen Yáñez resaltó la creación colectiva como pilar de su experiencia. “El trabajo en conjunto con cada área del set fue esencial, porque cada detalle suma a la verdad que se quiere contar”; aseguró que pocas veces se siente tanta intensidad en un proyecto y dijo que representar estas historias la marcó profundamente.
“Las primeras temporadas nos dejaron ver a actrices consagradas en otros formatos más tradicionales en personajes crudos. Fue un gran acierto que nos permitió pensar diferente sobre esta profesión en México”, sostuvo.
Foto: Especial | Mujeres Asesinas
Incomodar es necesario
Para Yare Santana, interpretar a Fátima fue un recordatorio incómodo pero necesario. “Cuando leí su historia pensé cuántas Fátimas hay”, y apuntó a la cercanía de estos relatos que pueden pasar desapercibidos si no se muestran desde la humanidad más cruda y directa. “No es una historia lejana, es un espejo”, dijo, convencida de que visibilizar es el primer paso hacia el cambio.
Scarlet Gruber se sintió tocada por Nayeli, una joven víctima de abusos continuos desde la infancia. “Fue vendida por su madre, fue abusada de todas las maneras posibles y, sin embargo, su historia nunca había sido contada con dignidad”.
Por ello, dijo que interpreta este papel como una forma de dar voz y visibilidad a quienes siguen atrapadas en ciclos de violencia: “Las plataformas nos permiten llegar a muchas mujeres que quizá no saben que están en una situación similar”, añadió.
Azul Guaita habló desde el impacto personal de encontrarse con historias reales. “No sabía lo que era Mujeres Asesinas hasta que leí el guión y entendí que no era ficción ligera sino un reflejo crudo de lo que muchas viven en silencio”.
Señaló que su personaje la confrontó con emociones tan intensas que necesitó comprender para actuar con verdad. “No justifico sus acciones, pero entendí su desesperación, su historia me hizo mirar diferente mi entorno”, finalizó la actriz.
Mujeres Asesinas inició como una serie hecha en Argentina que relató casos locales de mujeres que asesinaron a sus parejas víctimas de las circunstancias, pero pronto llegó a México para contar las historias nacionales y ha extendido los relatos durante tres temporadas.
La tercera temporada de Mujeres Asesinas se estrenará el 16 de mayo por Vix.