José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay y referente moral de la izquierda latinoamericana, falleció a los 89 años, según confirmó el actual mandatario Yamandú Orsi.
El “presidente más pobre del mundo” enfrentaba desde 2024 un cáncer de esófago con metástasis hepática. A comienzos de este año había anticipado su declive físico con una frase que resumía su lucidez ante la muerte: “El guerrero tiene derecho a su descanso”.
Exguerrillero tupamaro, Mujica transitó de la lucha armada a la política institucional. Pasó 13 años en prisión, muchos de ellos en condiciones inhumanas durante la dictadura uruguaya. En 2010, llegó a la presidencia bajo la bandera del Frente Amplio, liderando un gobierno que legalizó la marihuana, el aborto y el matrimonio igualitario.
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Mujica se volvió una figura global no por el poder que ostentó, sino por cómo lo ejerció. Donaba gran parte de su salario, vivía en su granja a las afueras de Montevideo y conducía un viejo Volkswagen azul. Fue célebre por su prédica contra el consumismo y sus discursos provocadores en foros internacionales. En 2012, durante la cumbre Río+20 de la ONU, acusó a la humanidad de haber reemplazado a los dioses por “el dios mercado”.
Historias de Mujica
Lejos del molde convencional, Mujica habló sin eufemismos, insultó a la FIFA en pleno Mundial y criticó a Cristina Kirchner sin advertir que el micrófono seguía encendido. Pero también dejó frases memorables sobre la vida, el amor y la muerte. Para muchos uruguayos, fue un sabio de la tribu: el hombre de las flores y los fusiles, el estadista campesino que puso a Uruguay en el mapa sin necesidad de solemnidad.
Aunque su gestión dejó pendientes, como la reforma educativa y un agujero fiscal en la petrolera estatal, su influencia trascendió resultados. Hizo campaña hasta el final por su sucesor, Orsi, electo en 2024.
Su cuerpo será velado este miércoles en el Palacio Legislativo de Montevideo. Sus compatriotas ya comenzaron el duelo. Mujica pidió ser enterrado en su granja, bajo un árbol, junto a su perrita Manuela.