Guillermo Saccomanno (Buenos Aires, 1948) se encuentra en México para presentar Arderá el viento, su más reciente obra, ganadora del Premio Alfaguara de novela 2025. Por tanto, sería natural que se aboque únicamente a desdibujar todo aquello que tenga que ver con su libro.
Sin embargo, merced de las intervenciones de la editora Mayra González y los recuerdos del escritor bonaerense, en un encuentro con los medios de comunicación, recordó su primer cruce, a muy corta edad, con La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, luego haber leído a Juan Rulfo y a Octavio Paz, y cómo no pudo terminar de nunca Palinuro de México de Fernando del Paso pese a haberlo intentado.
Tras configurar una especie de reflexión sobre la lengua (si bien hablamos la misma lengua, no es la misma lengua porque tenemos acentos diferentes, voces diferentes, pero nos entendemos), y aseverar que “los libros se las ingenian para abrirse camino”, pues pese a las trabas “la literatura tiene ese poder”, resultó inevitable desentrañar su nueva novela.
Las coordenadas de Arderá el viento
“Yo no sé si soy novelista”, aseveró, “creo que soy un cuentista que se las rebusca para dejar en suspenso, flotando, en el aire y que pueda continuarse en otro reato y a su vez ir hilvanando relato tras relato“. Esto, cree, viene de la publicidad, donde trabajó por años, así como también de las historietas. “En este punto, me siento discípulo de (Héctor Germán) Oesterheld, autor de El eternauta“, confesó.
“Por otro lado, también, otra cosa que me interesaba era la cuestión del pueblo. Trabajar con un pueblo es el sueño de muchos escritores (…), entonces, en estos géneros llamados bastardos, que no son considerados como prestigiosos, la historieta y el cómic, me formé y aprendí a narrar”, contó.
Al respecto de la novela, no la suya per se, sino de esta como ente que comunica, espetó:
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“La novela debe capturar al lector. La novela cumple una función social, si se quiere, (pero) no creo que una novela pueda cambiar el mundo, mientras hay chicos muriéndose de hambre, una guerra en Afganistán y otras 16 guerras, no creo que la novela pueda conmocionar…
“Pero, sí creo que una novela puede arrojar algo de luz en la noche oscura del alma, como decía San Juan de la Cruz. Creo también que el arte de la novela exige conmover, provocar, incitar, cuestionar, decir no, o posibilidad de decir no. Los escritores tenemos esa ventaja.
“Y tenemos la posibilidad, -que es lo que a mí me interesaba de esta novela, que hay varios tonos-, de recurrir a técnicas de folletín, de la novela libertina, de la novela noir, que no son precisamente referencias ilustres, sino de géneros considerados durante mucho tiempo marginales”, reflexionó.
Las muchas voces y el silencio de Guillermo Saccomanno
“Lo que puedo decirte es que la memoria en Argentina es un dolor de muelas“, espetó el también autor de Cámara Gesell a la pregunta de esa visión de “las muchas voces” y ese silencio perceptible que no sigue sólo a su novela, sino a la Historia.
“Si no fuera por las madres y las abuelas de Plaza de Mayo, no habría memoria. Y algún acto heroico como el de (Raúl) Alfonsín, el (del) Juicio a las Juntas, después del acto importante de Néstor Kirchner. Yo no soy ni alfonsinista ni kirchnerista, estoy tratando de ser objetivo más allá de mi pensamiento de izquierda”, apuntó.
“Creo que la dictadura militar (en Argentina) fue muy fuerte, una de las más sangrientas de Latinoamérica, y contó con el apoyo civil. No sólo la complicidad capitalista, la inyección de Estados Unidos, lo que ya sabemos”, añadió.
“En mi novela pasa de todo (…), pero es una especie de metáfora de lo que estamos viviendo ahora, aquí, allá y en todas partes“, concluyó.
El lenguaje y la profundidad de los personajes
“Creo que la ficción retrata el mundo, no se puede escapar de la realidad. Pero, mediante la imaginación o mediante la invención, uno trata de metaforizarla, no hacer periodismo, no hacer testimonios. He escrito testimonios, y esto no es un testimonio”, comentó al respecto de las interpretaciones.
En aquello que concierne al lenguaje, más allá de definiciones parcas, explicó:
“En cuanto al lenguaje, yo digo que es la materia prima de nosotros los escritores, o poetas, o ensayistas. Es nuestra esencia, nuestra identidad (…). (El acento) oscila, por momentos, entre una lengua plebeya y una lengua culta: creo que es así como hablamos”.
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Finalmente, a pregunta expresa de 24 HORAS, respecto a la exploración de los personajes, habiendo hallado similitudes con Antón Chéjov y Carson McCullers, sobre todo con Mónica, una de las protagonistas de esta historia, el autor argentino respondió que las similitudes de esta última son todas con la Madame Bovary de Gustave Flaubert.
“Lo que yo cree es eso, esa mujer. Pero también yo creo que hay una mirada más a lo Jim Thompson, a lo noir. Muchos le han atribuido parentesco con Lynch, (específicamente) con Twin Peaks, y es cierto que lo tiene porque cuando yo la escribía muchas veces ponía la música de Angelo Badalamenti, que es el músico de Lynch”, concluyó.
Guillermo Saccomanno presentará Arderá el viento mañana, 14 de mayo, junto a la escritora mexicana Socorro Venegas, en el Auditorio Divino Narciso, de la Universidad del Claustro de Sor Juana, a las 19:00 horas.
Foto: Cortesía.